La música no es lo más importante en un restaurante. Incluso, puede ser prescindible. Pero el ambiente sonoro es una parte más de la experiencia, y una buena selección musical puede ayudar no solo a crear una atmósfera agradable para los comensales, sino también a aportar personalidad a la propuesta.
Por desgracia, casi nadie se toma la música de los restaurantes en serio. Como ya explicamos en un artículo anterior sobre lo que se ha convertido casi en una obsesión personal, a nadie le parece raro que se contrate a un diseñador de interiores para hacer más agradable un restaurante, pero a la mayoría de propietarios no parece importarles que sea el primero que pase por allí el que ponga las canciones que suenan durante los servicios.
Una buena selección musical, a poder ser realizada exprofeso para el restaurante, es una herramienta más para transmitir sensaciones, que es al fin y al cabo lo que se busca en un buen establecimiento gastronómico. Pero ni siquiera pido tanto: me conformaría con que en los restaurantes no se pusiera música que, sencillamente, resulta desagradable.
Es por ello que, al igual que hizo el músico japonés Ryuichi Sakamoto –que le brindó al dueño de un restaurante de Nueva York una playlist para que dejara de amargarle las comidas–, y salvando las distancias, me he aventurado a hacer una selección de canciones de tres horas que puede encajar bien en la mayoría de restaurantes gastronómicos: una mezcla de ambient, jazz, exótica y folk; tranquila, pero interesante. Está disponible en Tidal y Spotify.
Aunque llevo un tiempo pensando en esto, al realizar la lista me he dado cuenta de más detalles que, creo, es necesario tener en cuenta a la hora de diseñar un ambiente musical en un restaurante. Son estos, por si alguien se anima a hacer su propia lista (o pedir a alguien que se la haga, que tampoco hay que saber de todo en esta vida).
1. Sé original, evita las versiones cutres
Cada vez que suena una versión de Joy Division en clave bossa nova el Niño Jesús llora. Si quieres que tu restaurante resulte original en lo que respecta a la comida, también debería serlo en cuanto a la música. Seleccionar versiones ligeras de clásicos del rock –algo que por alguna extraña razón ocurre en muchísimos restaurantes– es a la música lo que la quinta gama a la comida. No lo hagas. Nunca.
2. No pongas canciones demasiado conocidas
Es lógico pensar que, cuanto más conocida sea una canción a más gente puede gustarle. Pero estamos en un restaurante, no en una discoteca (ni siquiera una taberna, donde la cosa cambiaría). La protagonista es la comida y debemos buscar una música que resulte agradable, a poder ser interesante, pero no nos distraiga demasiado si estamos en compañía y no queremos prestarle demasiada atención.
3. Pon el volumen bajo, pero no demasiado
Por mucho que me guste la música, reconozco que no tiene sentido poner el volumen alto en un restaurante gastronómico –máxime cuando, qué casualidad, la música que se escucha demasiado suele ser la que no hay quien escuche–. Ahora bien, tampoco tiene sentido poner música a un volumen inaudible, que no nos permite disfrutar de ella ni aunque queramos prestarle atención. Busca el termino medio, también para evitar que los comensales suban el volumen de la voz, lo que puede acabar en cacofonía infernal.
4. Escoge música mayormente instrumental
Por la misma razón que no aconsejo poner canciones demasiado conocidas, es preferible seleccionar música en su mayoría instrumental, que deje que sea la comida la que hable. De vez en cuando no hay problema porque suene un tema cantado (yo los he metido en mi lista), pero es mejor que sea de forma esporádica y evitando voces que se vayan demasiado arriba.
5. Busca música que no altere, pero tampoco aburra
A un restaurante no se va a bailar, por lo que es mejor evitar música demasiado movida, pero eso no significa que tengamos que poner en buqule a Kenny G. Tampoco quieres que tus comensales se corten las venas. Lo ideal es encontrar una música que resulte entretenida y curiosa cuando estamos prestándole atención –porque comemos solos o nuestro acompañante se ha ido al baño–, pero no nos distraiga cuando estemos conversando.
6. Evita las percusiones agresivas
Como explica el crítico musical Ted Gioa en su libro La música, una historia subversiva, la tradición musical proveniente de comunidades rurales, como el country, el blues o la jota, no suele tener apenas percusión, pues ésta asustaba al ganado: se usaban instrumentos sobre todo de cuerda y viento, los que permitían tocar una música más calmada. Para escoger música en un restaurante, sin prejuicio de que haya esporádicamente baterías no muy agresivas, debemos de hacer como los pastores.
7. No uses nunca el modo aleatorio
Usar el modo aleatorio es la mejor forma de dejar claro que no te importa en absoluto lo que está sonando en un restaurante. Si tus platos se sirven en un orden dentro de un menú, lo mismo debe ocurrir con la música. Hay canciones que funcionan mejor seguidas de otras y en una buena lista es importante que haya cambios progresivos, nunca bruscos, de estilos y atmósferas. Al fin y al cabo estás pinchando música y esto es justo lo contrario que elegir las canciones al tuntún.
8. Renueva tus listas con frecuencia
Por último, es importante variar las listas con frecuencia, para no aburrir a los comensales que repitan. Esto no quiere decir que tengamos que estar todos los días buscando nueva música, pero lo ideal es que tengamos unas cuantas listas que cubran todo el servicio que podamos ir rotando con frecuencia mientras vamos añadiendo nuevas. Si se cambia con frecuencia el menú degustación ¿por qué no la música? De momento tienes una lista gratis para empezar.
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