No me entusiasma el agua embotellada. No va con mi idea de sostenibilidad. En casa la bebo porque el agua de mi ciudad es realmente insufrible incluso con filtros y mi economía no está para instalar sistemas de ósmosis inversa. Pero cuando voy a lugares donde el agua del grifo está rica, como Paris o Madrid, es lo que pido en los restaurantes.
Por lo visto, el agua ahora es un objeto de lujo, hay marcas que la venden a precio de oro y embotellada como si de el elixir de la eterna juventud se tratara. Y claro, ahí están los diseñadores para aportar su granito de exclusividad, estilo y glamour. En este caso a Evian la viste Paul Smith.
Como ecologista, lo repudio, pero como esteta, he de admitir que es un ejercicio de diseño muy acertado, que juega con la transparencia de la botella y el líquido elemento para rodearlo con lazos de colores como si una niña vestida de domingo se tratara. Alegre, jovial y, como no exclusiva.
Vía | minimalissimo En Directo al Paladar | Bobble. Botella de agua con filtro incorporado En Directo al Paladar | Agua filtrada en casa