La popularidad de los cócteles que mezclan licores con bebidas deportivas ha favorecido el auge de la «cerveza energética», una bebida que combina estimulantes como la cafeína y la taurina con las propiedades desinhibidoras del alcohol.
Para el bebedor compulsivo, estos elixires, que llevan nombres como Sparks o BE y están potenciados con alcaloides como la guaraná, representan «lo mejor de ambos mundos», la receta perfecta para mantenerse alerta y poder seguir bebiendo.
«Supón que te quieres tomar una cerveza y hacer vida social, pero resulta que tuviste un largo día de trabajo y estás cansado. Pues bien, estas cervezas te dan ese impulso extra», dice Rhonda Kallman, presidenta de New Century Brewing Company.
Sparks, Moonshot y otras marcas como Tilt y BE no están exentas del juicio crítico del refinado paladar, que encuentra su sabor parecido a cualquier cosa menos a cerveza. Con todo, el gusto es lo de menos para el público al que está dirigido este producto, jóvenes de 21 a 27 años habituados a los peligrosos pero populares cócteles que mezclan licores duros como el vodka o el ron con bebidas energéticas.
Es de hecho este encuentro, cafeína y alcohol, el lado oscuro de las cervezas energéticas que preocupa a médicos y especialistas. «El gran problema es que la cafeína es un estimulante y el alcohol es un depresor, y cuando combinas los dos, siempre gana el estimulante. Esto puede conducir a beber más de lo debido», dice la nutricionista Leslie Bonci.
Para los observadores del mercado, las bebidas alcohólicas deberán continuar transfigurándose con nuevos sabores e ingredientes si pretenden seguir el ritmo de las tendencias y atraer a más consumidores.
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