Para mi desgracia, el pequeño supermercado en el que compro habitualmente no tiene mucha variedad de cervezas, así que cuando voy a algún establecimiento especializado o algún que otro hipermercado y me acerco a la sección de las cervezas, me hacen los ojos chiribitas.
En mi última visita me nutrí bien de varias cervezas que quería probar, y el honor entre ellas de ser la primera en ser catada ha correspondido a la Cruzcampo gran reserva 1904, que tenía yo tiempo en el punto de mira desde hace tiempo, pero nunca había caído.
Adelantándome un poco a los acontecimientos, os diré que me ha sorprendido sobremanera, y que me atrevo a afirmar que es, sino mejor, al menos igual de buena que la Alhambra reserva 1925, y además es más trigo cebada limpia, pues no lleva maíz como esta última.
Diseño y aspecto
Como no podía ser de otra manera, al igual que todas las cervezas que se las dan de gourmet, la botella tiene un diseño muy cuidado, con un color de vidrio marrón oscuro, la marca serigrafiada en el vidrio y en general un marcado toque retro. En la etiqueta predominan el color negro con toques dorados, para conferirle ese aire de exclusividad tan buscado.
Una vez servida en la copa, la cerveza sigue destilando glamour por los poros. El color está muy conseguido; ellos lo llaman ámbar brillante, pero yo juraría que eso es un color cobre rojizo. Ese tono lo consiguen gracias a que la cerveza está elaborada al 100% con tres tipos de maltas de cebada ligeramente tostadas.
La espuma no es ni tan abundante ni tan cremosa como prometen, pero también es cierto que sin querer la comparo con la espectacular espuma que suelen ofrecer las cervezas de trigo alemanas, y eso no es justo.
Antes de acercarnos a la copa, fijémonos con detalle en las finísimas burbujas de las que hace gala, pues es algo que luego notaremos (o más bien, no notaremos) en el paladar.
Cata de Cruzcampo gran reserva 1904
Al asomar la nariz apreciamos una de las mayores virtudes de esta cerveza, su aroma. No en vano se enorgullecen de usar lúpulos aromáticos procedentes de Wenceslavia Hallerteuer. Al igual que me ocurrió con la cerveza Flensburguer, el chisporroteo de de las diminutas burbujas y el aroma muy afrutado me hizo recordar a mis queridos culines asturianos, aunque en esta ocasión el olor no es tan descaradamente a manzana y parecen mezclarse diversas frutas y otros toques dulces.
Una vez en la boca, nos ofrece su cuerpo suave y dulce, que recuerda ligeramente a la miel. Si se me permite la expresión, me gusta el “tacto” que tiene en el paladar, con un paso por boca muy agradable en el que el dulce cede paso al tueste y por último a un amargor muy muy suave, pero prolongado y con presencia.
Como apenas tiene gas, aguanta muy bien en la copa, por lo que podemos disfrutarla con calma sin miedo a que se eche a perder. No puedo decir lo mismo de la espuma, que desaparece de nuestra vista a las primeras de cambio, casi sin tiempo a mancharnos el bigote con ella.
En definitiva, la Cruzcampo gran reserva 1904 es una magnífica cerveza, ideal para disfrutar sola, con un aperitivo o incluso para acompañar un tapeo ligero. Tal vez con demasiado protagonismo para maridar con una comida más copiosa, aunque aguanta el envite.
Cruzcampo gran reserva 1904
Lager especial
6,4% Vol.
Puntuación: 8,5
Más información | Cruzcampo gran reserva 1904
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