Beber limonada de vino en Semana Santa es una de las tradiciones gastronómicas más arraigadas de la Semana Santa en Castilla y, sobre todo, León. La bebida, que preparan cientos de bares en estas fechas, es similar a una sangría de aspecto, pero se elabora con zumo de limón, alguna fruta –especialmente higos–, naranja y azúcar.
Se trata de una tradición gastronómica más de esta época, pero cuyo origen antisemita ni siquiera se disimula: el acto de beber limonada se conoce como “ir a matar judíos”.
Aunque el origen concreto de la expresión es discutido, no cabe duda de que esta enraizado en la historia de agresiones que sufrieron los judíos que vivían en lo que entonces eran las coronas de León, Aragón y Castilla y que acabó con su expulsión en 1492, por orden de los Reyes Católicos.
José Cañedo, secretario general de la Academia de la Gastronomía Leonesa, asegura a Directo al Paladar que en la actualidad “la expresión no tiene nada que ver con el antisemitismo”. En su opinión, es una expresión “puramente gastronómica”, cuyo significado no es explícito.
“Nadie dice ir a tomar limonada, se dice ir a matar judíos, pero nadie está pensando en pegarle cuatro tiros a un judío que te encuentres con la calle”, explica Cañedo. “No tiene nada que ver. Aunque haya gente que le parezca mal, no es antisemita ni nada parecido. Es buscarle tres pies al gato. Podríamos pensar al revés, es un recordatorio de lo que pasó en aquella época y que ahora mismo se está recordando a los judíos de esa época tomando limonada, que es una cosa festiva”.
Muchos orígenes, ninguno bonito
Recordemos, pues, lo que pasó en aquella época. Están bien documentados los progromos que sufría recurrentemente la abultada comunidad judía de la ciudad de León en la Edad Media, que eran especialmente virulentos en Sema Santa, cuando se hostigaba a los hebreos para vengar la muerte de Jesucristo. Y varias son las teorías que relacionan estos con el origen de la tradición de beber limonada de vino, pese a que ninguna se ha podido certificar documentalmente.
Una de las historias más conocidas cuenta que, a mediados del siglo XIV, el conocido caballero leonés Suero de Quiñones organizó un ataque a la judería para acabar con un prestamista al que debía dinero. La noche del Jueves Santo reunió a un grupo de fervorosos cristianos para ir a la judería. Allí asesinaron a un nutrido grupo de judíos, incluido el prestamista, para posteriormente celebrar su muerte bebiendo vino.
Otra de las leyendas edificantes que se cuentan sobre el origen de la limonada de vino trasladan su invención a Ponferrada. Cuentan que en la capital de la comarca del Bierzo, donde hoy sigue siendo muy popular tomar esta bebida en Semana Santa, los judíos bajaban a bañarse al río Sil. Fue allí donde un grupo de cristianos les dio muerte tiñendo el agua del Sil del color del vino.
Pese a que estas historias podrían no ser del todo ciertas, lo que sí está documentado es que, durante la Semana Santa y hasta el Domingo de Pascua, estaba prohibido consumir bebidas alcohólicas. La prohibición se levantó en algún momento de la Edad Media pero solo para el consumo de la limonada. El motivo, asegura otra historia sin certificar, es que las autoridades preferían tener a los cristianos devotos borrachos para que no se dedicaran a matar judíos.
Otro de los orígenes de la expresión se atribuye a Fernando el Católico que, cuentan, cuando firmó el decreto de expulsión de los judíos en 1492 utilizó la frase “limonada que trasiego, judío que pulverizo”.
La tradición sobrevive pese a su oscuro pasado
Hoy la costumbre de beber limonada de vino en Semana Santa está muy extendida en Ávila, Segovia, Soria, Guadalajara o Toledo, aunque solo en León se sigue conociendo como “ir a matar judíos”. En estas fechas, solo en esta última provincia, se despachan 200.000 litros de limonada, según cálculos de la Academia Leonesa de Gastronomía, que se consume sustituyendo a los vinos o cañas para salir a tapear.
Muchos bares siguen preparando la limonada artesanalmente, como es tradición, pero cada vez se comercializa más la limonada ya preparada, que supone una industria incipiente en la zona. “León tiene una Semana Santa fabulosa, vienen muchísimos turistas y es impresionante ver los días de Semana Santa como está toda la zona del casco antiguo, con los bares llenos”, explica Cañedo.. “Y toda la gente toma limonada”. El éxito de la bebida es tal que muchos bares quieren que se consuma todo el año, explica el secretario de la Academia Leonesa de Gastronomía.
En León nadie se sorprende por comentar que se va a salir a “matar judíos”, pero son precisamente los turistas a los que les resulta chocante que se utilice esta expresión. El asunto, que apenas levanta revuelo en España, reaparece recurrentemente en la prensa internacional, donde resulta escandaloso que hoy en día se utilice alegremente la expresión.
La propia Federación de Comunidades Judías de España ha reconocido que, en su mayor parte, la gente desconoce la historia detrás de esta tradición, pero consideran que aun así la expresión debería evitarse.
“Aunque no supone matar judíos propiamente, sí viene de un momento donde esto pasaba realmente”, explica a Directo al Paladar María Royo, portavoz de la Federación de Comunidades Judías de España. “En 2014 pedimos al Ayuntamiento que desde instancias oficiales pidiera que no se use esta expresión, porque nos parecía que era banalizar algo que debería estar en las enciclopedias, pero no colgado en las calles. Nunca recibimos respuesta, aunque nos consta que este no lo promociona”.
En opinión de Royo, la expresión podría caer en desuso si no fuera porque interesa mantenerla: “Gran parte de la responsabilidad la tienen los propios hosteleros que en Semana Santa sacan el tema otra vez, y ponen carteles en plan "¡Ven a matar judíos aquí!’ No queremos que se legisle, queremos que se tenga cuidado con esas expresiones que se usan sin pensar y lo que pueden esconder”.
Vicente Carvajal, presidente de la Sociedad para el fomento de la cultura de amigos del país, una asociación culturar muy activa en León, cree que la expresión es desafortunada pero, aunque hay quien sigue utilizándola, está en desuso y no cree que ningún bar la utilice explícitamente para promocionar la bebida. “Es cierto que es una tradición pero yo por lo que veo no es algo que esté tan arraigado”, asegura. Y cree que, con el tiempo, desaparecerá, algo que celebra: “Hay tradiciones que si se fomentan mal favor hacen”.
Imágenes | iStock/Restaurante Serrano
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