Mucho daño han hecho las sangrías de brick a esta popular y refrescante bebida. Incluso ha hecho que algunos extranjeros la incluyan entre las cosas que no hay que pedir cuando vienes a España. Menos mal que hay quien hace las cosas con cariño y por fin encontramos en Lolea una sangría embotellada que está buena.
La descubrí hace no mucho y el diseño de su botella me encantó. Tanto, que sin haberla probado no dudé en afirmar que Lolea no era una sangría cualquiera al publicarla en nuestro nuevo blog, Trendencias Lifestyle. Ahora que he podido catarla, he querido compartir su sabor con vosotros también.
Diseño y aspecto
Como he dicho antes, su diseño es cautivador, tanto en su versión un tanto folclórica, vestida con los lunares propios de un traje de sevillana, como en su versión más hipster, en una botella transparente con el logotipo serigrafiado.
La botella en sí también tiene su atractivo, con el clásico tapón de gaseosa que tan buenos recuerdos nos trae a todos a pesar de que de pequeños supusiese todo un reto abrirlo y cerrarlo. Se podría decir que la sangría Lolea se aprovecha del tirón ligeramente nostálgico que imbuye a nuestra sociedad hoy en día.
Por otro lado, también conviene mencionar que se ofrece en dos variedades: sangría y clarea. La primera es la clásica sangría de toda la vida, con su zumo de naranja natural y su zumo de limón --solo que usando un vino de Cabernet Sauvignon y Merlot--, mientras que la segunda se prepara con vino blanco.
Degustación
Los chicos de Lolea recomiendan servir su sangría bien fría, con una buena cantidad de hielo y unas rodajas de naranja y limón. También tienen otras sugerencias de presentación, como al estilo de Valencia (con un chorrito de Cointreau), al de Sevilla (con manzana y melocotón) o al estilo Lolita's (sirviendo la sangría blanca con vodka y fresas).
La sangría presenta un color oscuro con destellos fucsias, que es como debe de ser una sangría: brillante y alegre. El color de la clarea es menos atractivo, ya que parece vino blanco sin más, pero tampoco diríamos que no apetece beberla.
Una vez en la boca las dos son muy afrutadas y equilibradas, pecando la clarea un poco de dulzona. No van mal cargadas de vino, aunque no resultan peleonas en absoluto, sino que son un trago peligrosamente fácil. Si hacemos caso y la servimos en un vaso con hielo, naranja y limón, es un auténtico placer.
En resumen: Lolea es una sangría rica embotellada con mucho estilo, ideal para llevar de picnic o a la playa, o incluso para una cena en la terraza si no queremos tomarnos la molestia de preparar una casera.
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