No es nada nuevo deciros que en Galicia se produce una excelente calidad de patata y que los gallegos, entre los que me incluyo, la tenemos considerada como un icono en nuestra cultura gastronómica. Es por eso que si en algún sitio de nuestro país se tenía que hacer un primer vodka de patata, ese sitio tenía que ser Galicia sin ninguna duda. Eso mismo debieron de pensar los responsables de Nordés, que desde hace más de dos años están volcados en la elaboración de bebidas espirituosas premium de carácter local y con productos autóctonos.
El proyecto comenzó tras la reunión de unos amigos, el sumiller Xoan Torres Cannas y el bodeguero Juan Luis Méndez, que después serían socios en esta andadura creando hace dos años la primera ginebra gallega a la que denominaron Nordés, un viento que sopla en Galicia y que augura buen tiempo.
Conscientes de que después de la fiebre del gin tonic, el vodka es la bebida con más potencial y aceptación por parte del consumidor, decidieron lanzarse a la fabricación del primer vodka gallego que es elaborado en la planta de Aguardientes de Galicia, en la localidad coruñesa de Vedra.
El vodka como bien sabéis suele ser un destilado a partir de granos de cereales o vegetales ricos en almidón como el trigo, el centeno o la patata. En Polonia comenzó a elaborarse vodka de patata pero pronto fue sustituida por cereales debido al alto coste del tubérculo. Así que Nordés Vodka no es un experimento, pero eso sí, está elaborado con una de las mejores patatas del mundo, la patata gallega de Xinzo de Limia en Orense y esa es la diferenciación que estos empresarios le quieren dar, decantándose por ella antes que por otros cereales.
Doce variedades de patata gallega fueron las probadas para la elaboración de esta bebida, finalmente solo dos de ellas pasaron la prueba para quedarse, la variedad agria y la Kennebec, ambas con gran cantidad de almidón necesario para lograr una bebida de calidad. Y aunque en el caso de otros vodkas se intenta buscar la neutralidad en el sabor de su cereal base, en este vodka gallego sus creadores han arriesgado y no han intentado enmascarar el retrogusto a patata, considerando que es lo que le aporta personalidad a esta peculiar bebida.
Para elaborar una botella de vodka de 70 centilitros de estas características, se necesitan entre diez y quince kilos de patata gallega. Para ello la patata se lava, se pela y se cuece, añadiéndose enzimas responsables de romper las cadenas de almidón así como levaduras necesarias para que se produzca la fermentación. Después se llevan a cabo tres destilaciones en alambiques de cobre y aunque lo habitual en el vodka es realizar seis, en el caso de Nordés creen que así se consigue mantener ese punto de sabor que recuerde a la materia prima que le dio origen.
Han comenzado con una producción de 10000 botellas a un precio de unos treinta euros cada una, y aunque en un principio su mayor distribución ha sido local, ya se encuentra en tiendas y hostelería de muchos puntos de España. Según sus productores este vodka es ideal para tomar solo, en vodka-tonic, pero también para macerar pescados, sopas y postres y por qué no, para preparar el clásico “destornillador” tan de moda hace unos años.
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