Puedo hablar del mercado español, y más concretamente del de Barcelona, pero es un hecho que los precios de nuestra compra se han disparado en los últimos años, especialmente con la entrada del euro.
Tomates a 2 y 3 € por kilo (500 pesetas de las de antes), sandías a 0,8 € el Kg (una sandía puede valer entonces unos 6€) y un largo etcétera.
Por otro lado los productores no dejan de quejarse de los bajos precios a los que los distribuidores les compran su producción, con lo que no queda más remedio que pensar que los intermediarios están haciendo su “agosto”.
Un buen ejercicio que os recomendamos hacer antes de ir a la compra semanal es pasaros por cualquiera de las webs que disponen de estadísticas acerca de lo que se llama “precios en lonja”, casi todos los grandes mercados centrales disponen de estas estadísticas, y en ellas se reflejan los precios por kg (o tonelada) de producto que los distribuidores han pagado a los productores y mayoristas. Es curioso ver como algunos productos triplican y cuadriplican sus precios al llegar a los ciudadanos.
Hace algún tiempo (durante la época del ministro Cañete) se habló de la posibilidad de obligar un etiquetado en el que apareciera el precio en origen, me pareció una buena idea, pero nunca se llevó a la práctica. Otras iniciativas interesantes son por ejemplo las llevadas a cabo por algunas cofradías de pescadores como las de Cambrils (Tarragona) que están vendiendo directamente al detalle. Pero lo mejor sin duda es ir al mercado y comprar directamente al productor siempre que esto sea posible. Por ejemplo en la Boquería de Barcelona, existen unos puestos fuera del recinto del mercado donde los agricultores montan sus propios puestos, los precios son mejores, la mercancía no ha pasado por tantas manos con lo que es más fresca, el margen se lo queda alguien que ha sudado por entregarnos unos maravillosos productos, favorecemos el desarrollo de variedades locales y, además no hay nada como verle la cara al que ha creado lo que vamos a comernos.