Si alguna vez te han hablado del Corán, sabrás que se prohíbe comer carne de un animal que haya fallecido de muerte natural. Tanto la sangre, la carne del cerdo y el animal que se sacrifique en nombre de Alá, está prohibido ingerirlo.
Los musulmanes también tienen prohibido consumir alcohol, ya que se considera malo para la salud de la persona y de la comunidad en sí. Acatan la prohibición de consumir tanto la carne de cerdo como sus derivados, aunque si no tuvieran otra alternativa para sobrevivir, y fuera cuestión de subsistencia, si que podrían consumirla.
Sólo comen carne que ha sido sacrificada bajo el rito “Halal”. Esta carne se sacrifica en un matadero autorizado. Este matadero cumple las normas que el Islam estipula, por ejemplo, para degollar al animal, deben hacerlo mirando hacia la Meca, con un cuchillo muy afilado y de un solo tajo, mientras se bendice al animal en el nombre de Alá.
El por qué de esta introducción está claro, las carnicerías islámicas empiezan a abundar en España. En estas carnicerías puedes encontrar, pollo, cordero, ternera… pero nunca encontrarás cerdo. Esta es una de las mayores diferencias que hay entre las carnicerías nacionales y las carnicerías con base religiosa islámica. La religión islámica tiene mucha cura con el bienestar del animal que se van a comer, ya que no permite que nadie coma carne de un animal que no esté en perfecto estado de salud.
Nosotros no hemos comprado todavía en ninguna de estas carnicerías, suponemos que la calidad debe ser óptima, ¿tú que opinas?
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