José Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genómica de la Universidad Tufts (Estados Unidos), nos explica que las recomendaciones dietéticas universales pueden terminar en un futuro no muy lejano. Ha habido muchas contradicciones con relación al tema alimentario, primero nos aconsejan que una determinada dieta es la más aconsejable, luego nos indican que puede no ser tan acertada. Determinados ingredientes primeramente eran saludables y con un fin terapéutico, pero por otro lado concluían que perjudicaba en otros aspectos.
La idea es combinar genética y nutrición, de esta manera se obtendrá la dieta adecuada y personalizada para cada persona. Como todos somos distintos, cada uno puede reaccionar de un modo diferente a una dieta convencional, por esta razón cada vez tienen más claro que la clave está en los genes y en ellos se puede averiguar la dieta óptima gracias a la nutrigenómica.
Esta nueva ciencia descubre el complejo laberinto de interacciones entre los alimentos y el ADN y además estudia la prevención de patologías a través de la dieta.
Los expertos e investigadores tienen claro que los nutrientes interaccionan directamente con los genes y que algunos alimentos propician una acción protectora frente a algunas enfermedades en determinadas personas, mientras que en otras las provocan. Al igual que el método de cocción o elaboración, por ejemplo, una carne a la brasa muy hecha puede ser beneficiosa para unos, pero perjudicial para otros.
No hay duda de que este nuevo concepto nutricional crecerá a gran escala, cosa que no agrada tanto a las empresas farmacéuticas. La sociedad pide cada vez mejores alimentos para cuidar su salud y seguramente en un futuro próximo cambiarán los hábitos alimenticios de muchas personas al conocer cual es la incidencia de los alimentos que toman.
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