Aunque yo soy de la opinión que una buena fotografía no necesita retoques, es evidente que para su publicación en cualquier medio la edición de imágenes es fundamental.
El ajuste del tamaño y el peso, el enfoque, el brillo, la luz. Estos y otros parámetros, cuando hablamos de fotografía digital, pueden ser corregidos con un buen programa de edición de imágenes.
Existen multitud en el mercado. Ya sea online o descargados en nuestro disco duro, gran parte de ellos nos ofrecen las prestaciones suficientes para efectuar una edición simple que bastará, en la mayoría de los casos, para dejar nuestras fotografías listas para publicar.
Yo no soy experto en fotografía ni tampoco en edición de imágenes, así que me atengo a lo leído en nuestro blog hermano Xatakafoto y lo poco que haya podido aprender de mis andanzas por la red. Aténgase pues a las consecuencias el que siga leyendo…
Lo primero de todo es sacar una fotografía decente. De buenos mimbres salen buenos cestos. Indudable. Para ello, qué mejor que atender a las recomendaciones de nuestro compañero Pepe en Qué cámara usar para la fotografía de alimentos. Seguidamente, una buena iluminación y un buen encuadre serán fundamentales.
Y cuando ya tengamos nuestra fotografía en el disco duro, es cuando le toca el turno a la edición y el retoque.
Para la edición simple, yo suelo utilizar programas online. Son versátiles, rápidos y fáciles de usar. Existen unos cuantos en el mercado: Splashup, Snipshot, Phixr, Picnik, Fix Picture… (para más información Xatakafoto)
El que más utilizo actualmente es el Picnik en su versión gratuita.
Con el suelo llevar a cabo los siguientes pasos:
Recortar: Si queremos resaltar detalles o modificar encuadres, podemos utilizar recortar la foto por donde nos parezca mejor.
Redimensionar: Normalmente utilizo dos tipos de tamaños. De 800 a 500 px de ancho las que var a ir centradas; y entre 200 y 250 px las integradas en el texto, a derecha o izquierda. Siempre respetando el formato original, es decir, no alargando o achatando la foto.
Corregir la exposición: Las fotografías de platos en interiores, casas o restaurantes, suelen quedar oscuras y con poco brillo. Debemos jugar un poco con los comandos brillo, exposición y contraste hasta encontrar una iluminación que quede natural.
Corregir el color: Modificamos saturación y temperatura hasta que queden naturales. En interiores iluminados por luces no flourescentes suelen quedar las imagenes con los colores demasiado cálidos, con tendencia a los rojos.
Enfocar: Esta herramienta permite ganar algo de enfoque. Cuidado de no pasarse, “pixela” demasiado.
Firmar: Finalmente, aunque yo no soy muy partidario de añadir texto a las fotos, sólo nos quedaría firmar. De forma discreta, por favor.
En cambio, para retoques más radicales existe software específico cuyo uso es algo más complicado. Son menos intuitivos y requieren ciertos conocimientos: digamos que son más “profesionales”. Yo "soy" de GIMP aunque el más utilizado es el Adobe Photoshop, un programa con largos años de desarrollo y múltiples versiones. Es el que utiliza Pepe, por ejemplo.
Tanto el Photoshop como el GIMP tienen herramientas de retoque muy sofisticadas, como la clonación de zonas, diferentes pinceles, herramientas de desenfoque, de aclarar, oscurecer, insertar textos y multitud de filtros para efectos artísticos. Las posibilidades son casi infinitas. Son especialmente buenos a la hora de mejorar brillo y contraste de la imagen, así como para corregir el equilibrio de color, muchas veces alterado por el uso de luz artificial.
Y con una gran ventaja, que se trabaja en “capas”, de forma que podemos añadir a la imagen original otras imágenes de forma sencilla, mover una respecto a otra, darle transparencia y diferentes opciones de fusión. Sería algo así como trabajar con láminas de acetato, para entendernos.
Aquí les dejo un ejemplo, con el GIMP:
¿Cuál utilizan ustedes?
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