Cómo iluminar y encuadrar la fotografía de alimentos

Ya hemos hablado acerca de la elección de la cámara más adecuada para fotografiar nuestros platos en casa. Pero hay que tener presentes otros factores a la hora de conseguir una buena instantánea, sobre todo los referentes a la adecuada iluminación y encuadre de la escena que vamos a captar. Con unos sencillos consejos sobre cómo iluminar y encuadrar la fotografía de alimentos podremos conseguir unos resultados excelentes.

Partimos de la base de que no disponemos de costosos equipos de iluminación, focos ni reflectores, con lo que nuestras fotos dependen de la luz natural. Por eso, al hacer las fotos intentaremos colocar los platos cerca de una ventana o fuente de luz natural, pero evitando los rayos de sol directos, que crearían fuertes contrastes poco adecuados.

Una mesa cercana a una ventana o incluso la encimera de la cocina pueden ser buenos lugares, siempre que tengan buena luz. En general, se consiguen mejores resultados si no usamos el flash incorporado de las cámaras, ni siquiera como luz de relleno, ya que proporcionan una iluminación poco natural.


Como ya comentamos al hablar de las cámaras, es muy recomendable, por no decir imprescindible, utilizar un trípode estable para apoyar la cámara y así evitar que las fotos salgan movidas, sobre todo cuando disparamos en interiores. Así podemos permitirnos encuadrar a la perfección, enfocar con cuidado y disparar con velocidades lentas, que a pulso darían una imagen borrosa con casi total seguridad.

Los sensores de nuestras cámaras digitales son cada vez más sofisticados, incluyendo sistemas de medición de luz multisegmento, midiendo la luz en muchas zonas de la imagen para obtener una media. En algunos casos, según las opciones de la cámara, podremos hacer mediciones puntuales de luz, muy útil cuando queremos exponer bien un detalle de la imagen.

Sobre la mesa o encimera colocaremos algún fondo neutro, como una cartulina de color pastel o blanca, o bien un mantel o trapos de cocina más o menos lisos. Si tienen algún dibujo discreto pueden quedar muy bien también, pero siempre en colores claros, para que no distraigan mucho.

Compondremos el “bodegón” como si de un cuadro se tratase, emplatando el guiso en platos neutros no muy grandes. Conviene poner cantidades pequeñas, queda más elegante para las fotos. Si es una sopa debemos poner poco líquido, para que los elementos sólidos, si los lleva, resalten más. Si es una crema, decoremos siempre con alguna hierba verde picada o un cordón de crema, o un crujiente, siempre algo que cree relieve.

Decoremos con algún elemento sencillo, sin excesos ni barroquismos. Hoy día se llevan fotos sencillas, limpias, con espacios claros rodeando al motivo central y luminosas. Podemos poner un tenedor apoyado en el plato, o una cuchara o un cuchillo en la mesa. En el fondo podemos poner alguna nota de color, como un tomate cherry y una rama de apio, como vemos en la foto de calabacines con tomate y apio. Además damos una referencia de los ingredientes utilizados.

El encuadre puede ser horizontal, siempre más natural, al ser más parecido a la visión humana, o vertical, adecuado en algunas situaciones. Un ligero volcado de la imagen suele quedar muy bien, dando un efecto artístico interesante. Para ello giraremos la cámara en el trípode hasta conseguir el efecto deseado.

Personalmente me gusta usar mucho el contraluz, es decir, disparar con la luz de la ventana detrás del objeto, como en la foto de portada de nuestros bagels o de los donuts. Así conseguimos efectos espectaculares de luz, con fondos difuminados y algo velados. Sin embargo, requieren una medición cuidadosa de la luz y dar prioridad a las zonas de sombras. Esto requiere cierta práctica y una cámara que permita más control, de gama media o reflex.

La mejor iluminación natural y más fácil es la iluminación lateral u oblicua, que es aquella en la que la luz viene de la derecha o de la izquierda de la cámara, incidiendo oblicuamente en el objeto, creando suaves sombras. Con esto tendremos buenos resultados casi siempre.

Las sombras, cuando la luz sea intensa, al mediodía, pueden suavizarse usando un reflector casero, que puede ser una cartulina blanca, por ejemplo, o cualquier superficie blanca que podamos manejar. Si la sujetamos al lado contrario de la procedencia de la luz, veremos a través del visor que moviéndola van desapareciendo esas bruscas sombras.

Es recomendable usar siempre el reflector casero para disminuir sombras. El 90% de las fotos que hago para este blog están realizadas de esta forma. Un truco sencillo pero eficaz. Si hay poco luz natural podemos ayudarnos de luz halógena, que es más parecida a la del sol, pero la luz artificial crea dominancias de color poco naturales, por lo que sólo será adecuado para casos de necesidad.

Espero que estos consejos sencillos sobre cómo iluminar y encuadrar la fotografía de alimentos, surgidos de mi experiencia, os ayuden a mejorar la calidad de vuestras fotos.

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