¿Cómo optimizar nuestro gasto en alimentación?

Estoy segura que a todos nos agrada encontrar maneras de optimizar nuestro gasto en alimentación. Sobre todo, cuando la realidad económica nos muestra que, en España, cada ciudadano desperdicia unos 63 kilos kilos de comida al año. Es decir, el 18% de nuestro gasto en alimentación. Estas cifras son significativas y a mi, personalmente, me parece importante tomar conciencia de ellas. Muchos de los alimentos que acaban en la basura pueden tener salida en nuestros menús, si los gestionamos adecuadamente.

Me encantaría poder ofrecer una fórmula perfecta que supusiera un ahorro para todos en lo que gastos de alimentación se refiere. Pero, lamentablemente, eso no existe. Las economías familiares de cada uno de vosotros son distintas, como también lo son vuestros hábitos de consumo. Es por ello que, al escribir sobre cómo optimizar nuestro gasto de alimentación, lo voy a hacer basándome en mi propia experiencia, en mis hábitos, en mi día a día y en la economía de mi familia.

Consejos para optimizar nuestro gasto en alimentación

El almacenaje de tubérculos

El sitio y las condiciones correctas de luz y temperatura son importantes. Elije un lugar fresco, seco, alejado de la luz, con una temperatura entre 5º y 8ºC, que no sea la nevera. El mejor sitio es un garaje, un trastero o un armario bajero en la cocina. Si, después de dejar que pierdan humedad, las guardas en una bolsa de papel o envueltas en papel de periódico, se conservarán en buen estado hasta un mes.

Cambia de chip con las ensaladas

Las bolsas de ensaladas preparadas son cómodas, de gran ayuda en la cocina y suponen un ahorro de tiempo. Sin embargo, tienen un coste elevado y una vida útil corta. Partir de cero para preparar una ensalada no supone gran esfuerzo, así que haz hueco en tu nevera para más lechugas. Puedes cortarla y guardarla en la nevera, dentro de un recipiente tapado y sumergida en agua. De este modo tendrás lechuga lista para consumir y, además, en perfecto estado.

Los lácteos, también al congelador

Los lácteos admiten congelación, con buenos resultados. Congela la leche que está a punto de caducar y que no vas a poder consumir a tiempo. Hazlo en las cantidades en que normalmente la consumes. Ralla esas sobras de queso que quedan sueltas en tu nevera y congélalas también. Protégelo de la escarcha con bolsas de plástico. Utilízalo para espolvorear sobre pizzas, platos de pasta, etc.

También puedes congelar yogures. Pincha un palito de madera, o una cucharita, a través de la tapa y obtendrás unos sanos polos de yogur helado. Si tienes moldes de polo, mezcla yogur con frutas y rellénalos. Eso es ya, de matrícula de honor.

El pan nuestro de cada día

Si no consumes la totalidad del pan que compras, rebánalo finamente y sécalo en el horno. Obtendrás unas ricas tostadas en las que untar patés, quesos, etc. También lo puedes hacer croutons, coortando el pan en dados, rociándolos con aceite, espolvoreaándolos con hierbas o especias y tostándolos bajo el gril. Tus ensaladas y cremas lo agradecerán.

Otra opción es rebanarlo y congelarlo para, en tus desayunos, tostarlo directamente del congelador. Disfrutarás de unas sanas tostadas con tu café. Por último, si el pan se ha quedado duro y no puedes optar por ninguna de las ideas anteriores, rállalo con un robot de cocina y úsalo para empanar carnes, pescados, espolvorear sobre otros alimentos, espesar rellenos o salsas, etc.

Manzanas, plátanos y más frutas

Da una nueva oportunidad a esas manzanas que yacen desfallecidas en tu frutero y haz con ellas un puré. Lo puedes utilizar para enriquecer masas de bizcocho o para guarnecer carnes y pescados. Esto se hace extensivo a muchas otras frutas pero, especialmente, al plátano. Tritúralo y extiéndelo sobre unas tostadas francesas o unas tortitas. Les darás una nueva dimensión.

El producto fresco, mejor en mercados locales

Compra fruta y verdura en los mercados locales. Encontrarás mejor producto que en las grandes superficies, por el mismo dinero. Decántate por consumir productos de temporada. No sólo los obtendrás al mejor precio, sino también en su momento óptimo de sabor y textura. Por último, compra lo justo. La fruta y la verdura son productos perecederos que, en muchos casos, aguantan mal el paso del tiempo.

Utilización de los aceites con cabeza

Como gran defensora del aceite de oliva que soy, escribir esto me cuesta un poco pero su lógica tiene. Si en tus elaboraciones el sabor del aceite no se va a notar, decántate por la utilización de aceites vegetales, son mucho más económicos. Reserva el aceite de oliva para platos en los que luzca y brille por sí mismo: ensaladas, carnes y pescados a la plancha, etc.

Revisión regular de la despensa

Organiza tus armarios y tu nevera. Revisa lo que contienen con regularidad y coloca en primera plana aquellos productos que tengan una fecha de caducidad más próxima . Evitarás tener que tirar a la basura latas, paquetes de arroz, pasta, harinas, especias, etc. Tu bolsillo agradecerá que te tomes unos minutos cada uno o dos meses para realizar esta operación.

Vaciado del congelador cada dos o tres meses

Haz lo mismo con el congelador. Revísalo cada cierto tiempo y no permitas que se convierta en un cementerio de sobras, huesos, salsas y bolsas de pan rebanado. Los productos congelados no tienen vida eterna, así que también hay que darles salida. No dejes pasar más de tres meses sin hacer limpieza de congelador. Etiqueta correctamente todo aquello que congeles, así podrás llevar un control adecuado.

Consumo de comidas preparadas

Procura no abusar del consumo de comidas preparadas. Como ocurre con las bolsas de ensalada, disponer de productos pre-cocinados es una salida estupenda para momentos de prisas. Pero tu economía doméstica va a notar si su consumo es esporádico o sí, por el contrario, los consumes con regularidad. Así como también lo notará tu salud, pues las comidas preparadas contienen altas cantidades de sal, grasas, etc. Usa estos productos con mesura. Viene bien tenerlos a mano, pero no abuses de ellos.

Imágenes I JT, Dan Perry, Jay Davis, Crystal y Kristen Hess en Flickr
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