Donde comen dos comen cuatro. Consejos para estirar las comidas

Cuántas veces no nos hemos encontrado en la desagradable situación de tener que contar con algún comensal más cuando teníamos pensado hacer una comida sencillita para pocas personas. Sin embargo, unos cuantos ingredientes de la despensa y un poco de imaginación pueden convertir una comida para dos en un delicioso menú improvisado para cuatro personas, y es que donde comen dos comen cuatro.

Los platos de carne en daditos o picada se estiran fácilmente, para satisfacer unos cuantos estómagos más, con sólo añadir verduras, hortalizas, bacon frito, arroz o pasta. Más difíciles de alargar son las comidas pensadas con una ración de carne o pescado para cada uno. Para este tipo de emergencias, hay que tener en la despensa unos cuantos ingredientes.

Lo fundamental para conseguir salir airosos de una situación de emergencia como la que os planteo, es tener algun ingrediente que se convierta en un primer plato rápido y luego buscar algún otro que complete el plato fuerte, finalizando con un postre de frutas que no requiera demasiada preparación. Veamos cómo conseguirlo.

Primeros platos


Si tenemos algo con que montar un primer plato sustancioso, luego se notará menos la escasez de carne o pescado en el segundo. Las latas de zanahorias, de guisantes o de alubias estofadas, son casi imprescindibles. Una rápida pasada por la batidora, un poco de caldo o media pastilla con algo de agua, unas hierbas, unas cucharadas de nata, y ya tenemos una magnífica sopa.

Las espicanas o la coliflor congeladas son también ideales para improvisar sopas. Podemos hacer mantequilla al ajo o a las finas hierbas y servir la sopa con pan de ajo o a las finas hierbas. La pasta italiana sirve también para primeros platos rápidos y sustanciosos. Podemos servirla del modo más sencillo, esto es, revuelta con aceite de oliva y ajo machacado o, por ejemplo, alla carbonara, con bacon y huevo.

También podemos reducir a puré una lata de tomate, mezclarla con nata y un buen pellizco de albahaca y hacer una estupenda sopa de tomate aromatizada. Si compramos unos tallarines verdes y los guardamos en la despensa con una lata de gambas peladas, cuando los necesitemos, sólo tenemos que hervirlos y saltear las gambas con un poco de mantequilla, les añadimos nata y tendremos una riquísima salsa para la pasta.

Los pimientos en conserva, escurridos y revueltos con anchoas de lata, aliñados con aceite de oliva y bastante pimienta negra, servidos con pan y mantequilla, son un primer plato poco frecuente pero apetitoso.

Y no nos olvidemos de los huevos: una tortilla con unas hierbas, o unos huevos al horno regados con nata son entrantes deliciosos. También podemos cocer unos huevos, cubrirlos con mayonesa y coronarlos con un copete de sucedáneo de caviar para lograr un aspecto impresionante. O con una lata de atún podemos hacer una ensalada de huevo duro y atún, adornada con sucedáneo de caviar y servirla sobre un lecho de aros de cebolla.

Platos fuertes


Es lo más problemático del menú, pero con un poco de imaginación se pueden estirar las raciones de comida. El pescado es el que menos problema ofrece: podemos hacer una empanada de pescado con una lámina de hojaldre congelado, o una ensalada añadiendo arroz y cebolla. Si tenemos alguna lata de atún, de salmón, de gambas, de cangrejo o de sardinas, podemos añadirla a la ensalada para alargar el plato.

Podemos usar el aceite de las sardinas para aliñar una lata de judías verdes y acompañar la receta de pescado. El pescado entero, como una trucha, se puede abrir y cubrir con un relleno y con una buena salsa, para después hacer raciones más pequeñas.

Las chuletas de cerdo no son tan problemáticas como nos pueden parecer. Les quitamos el hueso, y cortamos la carne en dados para hacer unos pinchos o un curry con arroz. También podemos cocer en leche el cerdo con ajo y cilantro en grano y servirlo con unas patatas salteadas.

Las pechugas de pollo tampoco representan ningún problema. Si picamos la carne, combinándola con cebolla frita, champiñones y un poco de bechamel, tenemos un relleno estupendo para una tarta de hojaldre o unos pastelitos que podemos acompañar con un poco más de bechamel. También podemos usar esta mezcla como relleno de cebollas, de tomates, de crepes o de tortillas.

Si tenemos unos filetes o unos solomillos, podemos cortarlos por la mitad para hacer unos filetes más pequeños o a lo largo para conseguir unos solomillos más finos. Hacemos una salsa de pimienta y los servimos con puré de patatas. También podemos enrollarlos sobre un paté de higado y hacer una salsa enriquecida con vino y añadirle unas aceitunas o alcaparras picaditas. Otra idea es tostar los filetes al grill del horno, cubiertos de pan rallado mezclado con queso rallado.

Postres


Las latas de frutas, como frambuesas, zarzamoras, albaricoques, ciruelas, piña o melocotones sirven para hacer postres deliciosos. La nata es valiosísima para estos casos de apuro. Podemos montarla con un poco de azúcar molido y aromatizarla con algún licor, como brandy o whisky, y cubrir con ella la fruta. Una combinación de fruta en almíbar y fruta fresca (la que tengamos en casa) siempre será más creativa que si nos limitamos a abrir una lata.

Las manzanas asadas, naranjas y ciruelas al horno con nata también son un postre delicioso. Los melocotones en conserva, escurridos y calentados con un almíbar caramelizado, quedan incomparablemente mejores que recién salidos de la lata. Las coberturas a base de migas de bizcocho, galletas o corn-flakes, también son una excelente presentación.

Espero que os sirvan mis consejos para estirar nuestras comidas. Si los ponéis en práctica veréis como es cierto que donde comen dos comen cuatro. Estoy segura que también tenéis vuestros propios trucos para conseguir estirar los ingredientes si se presenta un comensal imprevisto a vuestra mesa. Si es así, espero que los compartáis con nosotros.

Fotos | rofi, www.WorthTheWhisk.com, rofi, www.theedinburghblog.co.uk, rofi, www.WorthTheWhisk.com y Silverman68
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