El próximo 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación que, como cada año, organiza la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) desde su proclamación en 1979. En su día los gobiernos reconocieron el Derecho a la Alimentación como un Derecho Universal y así se reconoció en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La celebración coincide con la creación de la FAO el 16 de octubre del año 1948.
Desde entonces, se suponía que los gobiernos contribuirían a garantizar este derecho, ayudando a reducir el hambre y la malnutrición que sufren muchos países del mundo. Muchas ONG's de distintos países realizan un llamamiento a sus respectivos gobiernos y a la población en general, denunciando que este derecho universal no se cumple, basta con ver las cifras de la mortalidad que causa el hambre.
Eliminar el hambre del mundo es hoy por hoy una práctica imposible, muchos intereses económicos no lo permiten, detrás de ellos se encuentra la codicia, el desprecio a la vida, la impasibilidad, etc., todo se encuentra irremediablemente vinculado e indivisible. Reconocer el derecho a la alimentación es una cosa y dar de comer a quien lo necesita es otra, quizás en aquella reunión celebrada en 1948 los países deberían haber sentado otro tipo de bases y contemplar este derecho como una obligación veraz, como el hermano mayor que cuida a sus hermanos pequeños.
Este año se realizarán actividades en más de 150 países para conmemorar el XXVII Día Mundial de la Alimentación, eventos, conferencias, seminarios e incluso se constituirá una mesa redonda en la que se tratará un tema de actualidad que amenaza seriamente la alimentación de los países pobres, los biocombustibles obtenidos a partir de los cereales.
Alimentarse es un derecho fundamental del ser humano pero también debería ser una obligación, es decir, que los países ricos e industrializados se implicaran profundamente en mejorar la actual situación, algo que hasta ahora no ha sido en absoluto efectivo. En fin, sólo esperamos que finalmente los líderes mundiales se conmuevan y terminen por ayudar a quienes pasan hambre. Por cierto, esperar que EE.UU (concretamente el presidente George W. Bush) ayude a reducir el hambre en el mundo es algo absurdo, sólo hay que ver como trata a los niños pobres de su propio país.
Esperamos que el próximo día 16 de octubre sea el inicio de una etapa marcada con un fuerte compromiso para luchar contra el hambre.