El salmón y el ecologismo exagerado

Antes de que os abalancéis sobre mi, me considero ecologista como el que más, lo soy desde que tengo uso de la razón, pero no comparto el alarmismo exagerado del que se suele hacer gala porque lo considero contraproducente.

A raíz de un post de mi compañero Pintxo sobre el atún rojo y a través de una recomendación suya, llegué a un artículo de El País sobre sushi sostenible, en el que Sebastián Losada afirmaba, entre otras cosas, lo siguiente

Un vistazo a…
Receta: Marmitako de Salmón de Noruega
Nos zambullimos pues en la carta del restaurante Miyama, al que hemos elegido por la variedad de su oferta de pescados. El atún, evidentemente, está descartado. ¿Anguila?, sugiero. "Ni lo sueñes; están amenazadas". ¿Salmón de criadero? "No pienso comerlo. Por cada kilo de pescado de piscifactoría se usan cinco en alimentarlos. Lógico desde el punto de vista del mercado, pero no es sostenible".

Lo cual tiene sentido desde el punto de vista estrictamente ecológico, pero semejante cuidado se puede convertir en un arma de doble filo.

Hay tantas cosas que no deberíamos hacer para ser respetuosos con nuestro entorno, que si las enumeramos todas la misión se convertiría en titánica y desistiríamos.

Por eso considero que, aunque está bien concienciar a la población de que los males que asolan a nuestro planeta son mayores de los que creemos, es mejor centrarse en objetivos asequibles, como no comer atún rojo, que proponer empresas de dimensiones hercúleas y que el gran público las deje por imposibles.

Vía | El País Foto | avlxyz en Flickr En Directo al Paladar | No consumas atún rojo En Directo al Paladar | El atún rojo, en la cuerda floja

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