Globalización alimentaria, ideal para enriquecer la dieta pero no el espiritu

Los consumidores actuales podemos gozar de una extensa gama de productos alimenticios gracias a la globalización alimentaria, hemos disfrutado de diversos productos en nuestras mesas navideñas, algunos de ellos han recorrido miles de kilómetros antes de ser disfrutados. Nosotros apoyamos la globalización alimentaria siempre que ésta no suponga el despojo de algunos de los derechos humanos a través de la explotación con salarios irrisorios o jornadas de trabajo que podrían tacharse de esclavistas.

La verdad es que es bastante difícil ponerse a pensar cuando estamos comprando un determinado producto, seguro que si conociéramos la historia de alguno de ellos, no dudaríamos en no comprarlos. Pero ya se sabe, “ojos que no ven, corazón que no siente” y es así.

Esperamos que todos podamos gozar de una buena mesa sabiendo que todos los alimentos que en ella se sirven tienen un origen saludable en todos los sentidos, que todos nos hemos beneficiado de ellos en su justa medida.

El Comercio justo es una gran iniciativa, pero creemos que es ínfima y que presenta muy poco peso en nuestra sociedad, la solución de todas maneras debería pasar por todas las empresas que manipulan los productos alimenticios, por las leyes de cada país y por la aplicación correcta de éstas, sólo así se podrá solucionar un problema muy presente, pero que la mayoría olvidamos en ocasiones.

No hace mucho tiempo, en Directo al Paladar se habló sobre España y la relación con el comercio justo, decir que las buenas intenciones siempre se plasman en papel, pero en la mayoría de ocasiones nunca se ejecutan adecuadamente, hay demasiados intereses económicos por medio.

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