Según las normas de la Unión Europea, desde el año 2004 los alimentos en los que ha participado algún organismo genéticamente modificado, deben presentar un etiquetado específico que informe al consumidor. Sin embargo, se encuentran exentos de esta reglamentación todos aquellos alimentos que tengan un origen animal como puede ser la leche, la carne o los huevos entre otros, y cuyos animales hayan ingerido organismos genéticamente modificados. Nada menos que 20 millones de toneladas de alimentos donde han intervenido organismos modificados genéticamente entran en el mercado europeo sin que los consumidores tengamos constancia de ello.
Este hecho es motivo de queja por parte de la organización ecologista Greenpeace, que se movilizó para conseguir todas las firmas posibles de los ciudadanos europeos para que se solicitara también un etiquetado específico para estos productos. La finalidad es lograr una total transparencia para que el consumidor conozca y decida por sí mismo si quiere o no tomar alimentos en los que han participado elementos transgénicos.
No sabemos si será suficiente la entrega de un millón de firmas al comisario europeo de Sanidad, pero en nuestra opinión, si existe una total seguridad con respecto a estos alimentos, no tendría que presentar mayor problema que impusieran el nuevo etiquetado.
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