Recuerdo que cuando era pequeño, en los tiempos de María Castaña, los domingos teníamos una comida que pasaba a ser eso mismo, la comida de los domingos. No sé que es lo que tenían de especial, pero desde el mismo lunes ya esperábamos que llegase el siguiente domingo para disfrutar de nuevo.
El caso es que pasamos por varias épocas diferentes. Recuerdo con especial cariño por ejemplo el pollo asado. Sí, un pollo asado como comida de los domingos. Incluso recuerdo que durante un tiempo se puso muy de moda, al menos en mi casa, los pollos asados del asador de pollos de la esquina del edificio, justo la tienda que estaba al lado de la panadería, así que pan, pollo y patatas. Eso sí, con mucha salsa.
Sí, sin duda alguna el pollo asado ha pasado a formar parte de una gran comida de domingo. Algo tan sencillo de hacer, y que se puede hacer además de mil formas diferentes y si no mirad, por ejemplo tenemos la curiosa forma asar un pollo sentado, o la tradicional y que causó furor en los 80 y 90 de asarlo en bolsa, o las más clásicas como pueden ser asarlo con hortalizas o en jerez.
El arroz con pollo de mi abuela
En esto de las comidas de los domingos creo que no hay ninguna mejor que las que comíamos en casa de mi abuela. Era un ritual, y creo que eso es lo que lo hacía tan especial. Ya desde por la mañana, recién despertados y sabíamos que íbamos a casa de mi abuela sentíamos un hormigueo que nos hacía estar más nerviosillos. Como os he dicho todo formaba parte de un ritual, el poner la mesa, el sentarse en el mismo sitio siempre, la propia comida, el postre, escuchar a los mayores hablar de las noticias de actualidad, etc... Y la comida, aunque no es lo mismo este arroz con pollo al horno que el que hacía mi abuela, si que lo recuerdo como la mejor comida de los domingos.
Y es que los arroces por lo general se pueden considerar como la perfecta comida de los domingos. Me refiero al hecho de que por lo general se hacen en colaboración de diferentes personas. En especial si hablamos de los arroces en paella, y no digamos si encima estos vienen acompañados de un día de campo.
El pollo asado y el arroz han sido dos comidas de los domingos perfectas pero qué decir del resto de pequeños detalles que les acompañaban, por ejemplo los bloques de helados del verano, la mítica casera en las comidas, esos entrantes para picotear mientras se terminaban de hacer, como era el chorizo frito, o sí había suerte y alguien había ido a Asturias y podíamos disfrutar de sidrina y cabrales.
Aunque, sí, también recuerdo comidas de los domingos menos afortunadas para un niño que no sabía comer muy bien. Por ejemplo el cocido madrileño no me gustaba, ¡oh, cielos!. Cosa de la que me arrepentiré siempre.
En fin, no todos los domingos eran una fiesta a la hora de comer en casa, además ha habido tantas comidas diferentes y que han hecho especial un domingo que no sabría contaros exactamente cuáles ni cuántas. Eso sí, los domingos, la familia y la comida siempre irán unidos.
Fotos | Keneth Cruz | mettamatt En Directo al Paladar | Las comidas veraniegas de mi infancia. La ensalada mixta En Directo al Paladar |