Muchas personas están acostumbradas a realizar solamente tres comidas o incluso dos al día, sea por motivos de trabajo, por falta de tiempo, etc. El desayuno, la comida y la cena son las tres tomas que habitualmente se hacen, pero este hábito está cuestionado por los nutricioncitas que indican que es preferible añadir dos tomas más a modo de tentempié en la dieta.
Uno a media mañana y otro a media tarde o lo que es igual, el almuerzo y la merienda. La idea es proporcionar al organismo la energía necesaria para hacer frente al resto del día, pero además, algo importante es que de esta manera se evitan los excesos y los atracones por el gran apetito acumulado tras varias horas sin probar bocado.
Claro que todo dependerá de la edad, ya que una persona mayor no tiene el mismo gasto energético que pudiera tener un niño o una persona joven. Además no hay que confundir un simple picoteo con una comida entre horas, de hecho se trata de dos comidas suplementarias más pequeñas y que restan energía a las comidas principales, ya que como hemos dicho antes, se trata de repartir el aporte energético.
El estilo de vida de cada uno marca las pautas alimentarias y en numerosas ocasiones por causas laborales no se pueden realizar las cinco tomas. El presidente de la Fundación para el Desarrollo de la Dieta Mediterránea (FDDM) y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Lluís Serra, entre muchos otros especialistas, nos indica que el número ideal de ingestas debe encontrarse entre las 3 y las 5 tomas, menos no es conveniente y más, ya es picoteo.
Otro dato a tener en cuenta es que repartiendo de esta manera las aportaciones alimentarias, la digestión es mucho más sencilla y adecuada para nuestro organismo. Este hábito alimenticio debe ser instaurado en los niños desde pequeños, no saltarse ninguna toma, no abusar de los picoteos, etc., esto facilitará un adecuado desarrollo y una saludable higiene alimentaria.
En cuanto a nosotros, pues habrá casos de todo tipo, hay quien está acostumbrado a no merendar nunca y quizás le sea difícil comenzar a hacerlo. Para quien lo cumple, no es bueno decir y mucho menos hacer, “voy a prescindir del almuerzo o la merienda” para así poder adelgazar, el cuerpo se resiente de los cambios y a pesar de hacer esto, el organismo se protege de la privación de alimentos y el metabolismo empieza a gastar la energía lentamente, y a adoptarla con mayor rapidez, por lo que al final hay una mayor tendencia a engordar.
Nosotros hacemos al menos cuatro comidas, ¿y tú?
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