Aunque intentan salir a la luz poco a poco dulces competidores, la fiebre de los cupcakes de momento sigue de moda. Ahora ya es posible encontrarlos en las panaderías o confiterías de cualquier ciudad o pueblo con mayor o menor acierto en su elaboración, pero ahí están, plantados en los escaparates con sus coberturas esperando a que te comas uno.
Pero cuando leo artículos como este, me doy cuenta que en casi todas las cosas que se venden ya sea ropa, zapatos, coches o comida existe la versión más popular y también la versión que yo llamo “de rico”. En el mundo de los cupcakes parece que no iba a ser menos y ya han llegado los modelos más chic con ejemplos como este pastelito que “solamente” cuesta 750 dólares, ¿quieres saber de qué está hecho para alcanzar ese precio?
Pero pongámonos en situación, esta delicada magdalena llamada Decadence D´Or es una especialidad de fabricación exclusiva de la lujosa pastelería Sweet Surrender, situada como no podía ser en otro lugar en el hall del exclusivo hotel Palazzo de Las Vegas, justo en la entrada a su casino.
En la composición del bizcochito encontramos un chocolate especial, Porcelana, desarrollado por Valrhona a partir de una planta de cacao especialmente seleccionada para ello. Con un sabor y notas finales a miel, caramelo, lavanda, plátano, flor de naranja y almendras y trabajado por uno de los pasteleros más prestigiosos en ese lugar, el chef del Palazzo Johann.
La cobertura del cupcake se ha elaborado a partir de una mantequilla francesa con denominación de origen Charentes Poitou, fabricada por una cooperativa fundada en 1888 y que no llevaría ni colorantes, conservantes ni sustancias desacidificantes. A esta se le añade para dar sabor caviar de vainilla de Tahití, con las vainas cosechadas a mano y cuya extracción de los granos también es llevada a cabo de forma manual, necesitándose tres años para lograr las primeras flores.
El baño del cupcake con licor es a base de un centenario coñac de Remy Martin, el Louis XIII, madurado en barrica durante casi un siglo y compuesto de una selección de 1200 coñacs. Finalmente todo el pastelito es salpicado por polvo de oro comestible como no podía ser menos.
Pues bien, ahora que conoces su composición ¿sigues pensando que este cupcake debe costar 750 dólares? Tal vez la pastelería por su situación, se surta de los felices ganadores que hayan conseguido un buen pellizco en el casino y puedan gastar esa friolera de dinero en una magdalena.
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