Un estudio realizado por científicos del Instituto Tecnológico de California (EE UU), sugiere que el precio que pagamos por un determinado producto influye en el disfrute que después proporciona comérselo. Encontraremos el vino, la carne, el queso... cualquier producto mucho más sabroso cuanto más caro sea.
Cierto es que muchas personas valoran más un producto por el precio que pagan y ya sabemos que en muchos casos, no pagamos lo que realmente merece, si no mucho más. Pero parece ser que sentir más placer en el paladar por pagar más tiene una explicación científica, el hecho de que cueste más dinero nos impone la obligación de respetar y apreciar mucho más un determinado producto.
Según los investigadores, la raíz de este problema se encuentra en el córtex orbitofrontal medial, situado en la parte anterior de los lóbulos frontales del cerebro, lugar donde se regula el denominado placer subjetivo.
Si en lugar de pagar 10 euros por un kilo de carne, pagamos 30 euros, el córtex orbitofrontal se activa haciendo que nos resulte una carne más sabrosa, en realidad lo que ocurre es que nuestro cerebro engaña a los sentidos, vaya que nos engañamos a nosotros mismos y encontramos particularidades que en la misma carne, pero con menor precio, no encontraríamos.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores tomaron los datos de 20 personas sujetas al estudio, se les ofreció una cata de cinco vinos que mostraban su valor económico aunque no era el real, a dos de ellos se les colocó un precio falso. Se proporcionaron en dos ocasiones dos vinos en los que inicialmente reflejaron un precio de 5 y 10 dólares y después los mismos vinos pero esta vez indicando que su coste ascendía a 45 y 90 dólares. Los resultados mostraban la evidencia, ante la pregunta ¿cuál es el que más te ha gustado?, todos los participantes indicaban que el que tenía el precio más elevado y eso que ya lo habían tomado pero con un precio mucho más económico, 10 dólares.
Junto a estas pruebas se realizó también una resonancia magnética para medir la actividad cerebral, los datos de la resonancia mostraban que a mayor precio del vino mayor era la actividad del córtex. Al final, todos vamos a disfrutar de los alimentos con más intensidad, “tanto suben el precio de los alimentos que vamos a sentirnos pletóricos”.
No nos dejemos engañar por el precio de algunos productos, muchos están sujetos a las campañas de marketing, que juegan con nosotros, pagamos más y encima nos sentimos más satisfechos.
Vía | La Vanguardia Más información | PNAS