La clave del éxito para conservar bien los alimentos es una buena esterilización de los envases en los que los vayamos a guardar. Evitar que no haya ni un microbio en el envase, que esté completamente seco, rellenar sin que queden espacios, todo ello fundamental para una buena conservación.
Para conseguir una limpieza perfecta de los tarros, primero debemos lavarlos con agua y jabón y aclararlos; después debemos hervirlos durante 15 minutos en una olla grande. Las arandelas de goma es preferible que sean nuevas para que se ajusten bien y debemos escaldarlas en agua hirviendo antes de usarlas.
Para evitar que aparezcan mohos en el interior de las conservas, los envases deben estar completamente secos; lo conseguiremos
metiéndolos en el horno una vez esterilizados. El aire caliente los deja secos sin riesgo de que queden pelillos o partículas de los trapos de algodón. Si lo que queremos conservar son mermeladas o confituras, lo debemos hacer siempre en caliente, para que no queden burbujas de aire, y que los tarros estén llenos, limpiando bien los bordes y cerramos. Para las conservas dulces no es necesaria la esterilización, aunque es conveniente si se van a guardar tiempo.