Cada día miles de niños comen en el comedor escolar, casi 170 comidas al año son las que se estima de media realizan nuestros hijos fuera de casa durante el curso académico, eso sin contar los comedores de los campamentos de verano. Estos menús por lo general son creados por un equipo de nutricionistas y dietistas para que sean sanos y equilibrados ¿Pero qué pasa a la hora de la cena?
Aunque casi la mitad de la energía se consigue con la comida del mediodía, es responsabilidad nuestra como padres de que los niños consigan unos buenos hábitos alimenticios también a la hora del desayuno y de la cena. La ley 17/2011 de Seguridad Alimentaria y Nutrición determina que sea proporcionado a los padres el menú de la comida del comedor escolar para que la familia tenga conocimiento de lo que ha tomado el niño al mediodía y en algunos casos, incluso por parte del colegio, se orienta de lo que sería más conveniente dar a la cena para que se haya llevado al final del día una alimentación equilibrada.
Cuando esto ocurre, parece que enfrentarnos como padres a la cena es mucho más sencillo y nos evita el “rollo” de pensar que le preparamos para la noche, en donde por lo general tanto adultos como niños estamos más cansados, y lo que queremos es simplificar este trabajo al máximo cayendo algunas veces en alimentos poco recomendables como platos precocinados y rápidos. Así que para que las noches no se acaben convirtiendo en una batalla campal os damos unos consejos básicos para que los pequeños coman equilibradamente a la hora de la cena.
Consejos básicos para la hora de la cena
Evitar los snacks y las chucherías a la salida del colegio. Esto implica que el niño ingiere productos llenos de calorías pero con un aporte nutricional escaso, llegando a la noche sin hambre con la consecuente cena desequilibrada.
Intentar que la hora de la merienda sea por lo menos tres horas antes de la hora prevista para dar las cenas. De esta manera los niños no llegan con la sensación de estar llenos, por lo general de bocata, y afrontan con más ganas el menú de la noche.
Procurar tener las cenas más o menos planificadas con antelación, esto permite que a la hora de ir al supermercado compremos todo lo necesario y podamos hacerlas más variadas, así como preparar platos un poco olvidados que si lo hacemos con prisa nunca nos acordaríamos de ellos.
Dar prioridad a las verduras, los cereales y las hortalizas antes que a los alimentos de naturaleza más proteica y grasa, que por lo general es lo que más abunda en los menús escolares. Intentando preparar estas de manera distinta a como los toman en el colegio para que les parezcan "otra cosa".
Las verduras a la noche es mejor evitarlas en puré, suele ser la forma en que las preparan en los comedores escolares, ya que es la manera más sencilla para dar de comer hortalizas y verduras a tantos niños a la vez. Así que por qué no en croquetas, ensaladas o incluso tortillas vegetales.
En relación a los huevos, intentar introducir platos donde el huevo vaya fresco como por ejemplo escalfado, rellenos o incluso huevos fritos. Esto es debido a que en los comedores escolares es difícil que los coman de esta manera, ya que tienen que emplear huevina o huevo pasteurizado en brick. Así los niños tomarán el huevo a la cena de forma diferente.
Con el pescado debemos de seguir la misma línea. Por lo general en el menú escolar abunda el pescado blanco fileteado, debemos intentar introducir al hora de la cena pescado azul y pequeño, difícil de que lo coman en el cole debido a la dificultad para prepararlo por la presencia de espinas. En casa, más tranquilamente, podemos ayudarle a limpiarlo para que esto no constituya un problema. Si tenemos un peque al cual el pescado no le entra de ninguna manera, siempre podemos disfrazarlos escondido en platos que a ellos les suelen gustar.
Intentar no recurrir a platos precocinados. Si algún día preparamos pizza, que sea casera, lo mismo pasa con fritos tipo nuggets o empanadillas. Son alimentos que con una cierta previsión podemos prepararlos nosotros mismos y siendo “igual” no son lo mismo que los comprados.
Como por lo general el tipo de lácteos que suelen dar en los menús escolares suelen ser fermentados como el yogur o postres tipo natillas, procurar que nuestros pequeños tomen un buen vaso de leche por la noche. Este vaso, complementado con la leche del desayuno, hace que tomen el calcio necesario para su correcto desarrollo, al mismo tiempo que favorece el conciliar el sueño debido a sus propiedades relajantes.
Procurar que las cenas sean siempre a la misma hora y no excesivamente tarde, es difícil acostumbrar a que un niño coma cada día a una hora diferente, si en este aspecto llevamos una cierta disciplina veremos que el niño come con más ganas por la noche.
Y lo más importante, la cena debe de ser un momento de reunión y charla familiar. Procurar en la medida de lo posible que no cenen solos y que algún adulto pueda acompañarlos, y así se convierta en un momento agradable donde podemos hablar con nuestros hijos de lo que han hecho ese día y no solamente un mero trámite para alimentarse. Deben de darse cuenta que la cena con su familia es mucho más que una comida como la que han hecho en el cole.
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