Tierno y muy suave, así se puede describir a este bizcocho de quesitos que he preparado hoy, casi igual que la textura de esos triángulos de queso que a todos nos gustaban de niños, y que hoy forman parte de los ingredientes de este pastel de desayuno.
La miga de este bizcocho es ideal para mojar en leche por lo que se transforma en un buen aliado para los desayunos y meriendas de los más pequeños, además su porción grasa no es mantequilla, sino aceite de oliva, aportando un plus para los que quieren cuidarse un poco.
Comenzaremos separando las claras de las yemas y precalentando nuestro horno a 180 grados con calor arriba y abajo y posición media de la rejilla. Engrasamos y enharinamos el molde.
Seguidamente batimos con una batidora de varillas o a mano las claras con una pizca de sal hasta que estén bien firmes. Reservamos.
Ponemos en otro bol o en el vaso de la batidora el resto de ingredientes excepto la harina y la levadura y batimos con varillas durante cinco minutos hasta que veamos la mezcla esponjosa y con volumen. Entonces añadimos la harina junto con la levadura y mezclamos hasta que no veamos grumos.
Añadimos con cuidado las claras a punto de nieve a la mezcla anterior, ponemos en el molde y horneamos durante cincuenta minutos o hasta que al pinchar el bizcocho con un palillo de madera este salga limpio.
Con qué acompañar el bizcocho de quesitos
El bizcocho de quesitos es ideal por su textura para meriendas y desayuno. Acompañado por un vaso de leche, café o chocolate nos recordará con su sabor clásico a los bizcochos de pueblo de toda la vida.