El periodo de Cuaresma y Semana Santa son gloria bendita para los golosos. El abanico de dulces se amplía considerablemente y los escaparates de las pastelerías se llenan de torrijas, rosquillas, leche frita, buñuelos y mucho más. Se trata de recetas de toda la vida, sencillas y sabrosas, muy fáciles de replicar en casa.
Hoy, al repertorio de dulces típicos de Semana Santa que tenemos en nuestro haber, sumamos una más: los buñuelos de boniato. Un bocado delicioso, jugoso, esponjoso y tierno, que resulta perfecto para acompañar el momento de la sobremesa. El boniato le da cuerpo al boniato y permite reducir considerablemente la cantidad de azúcar en la receta.
Para preparar estos buñuelos de boniato se necesita levadura de panadero, lo que requiere de un tiempo de reposo de la masa para que fermente. Con 30 minutos será suficiente, pero si la dejáis una hora o una hora y media, mucho mejor.
Lavamos los boniatos, los secamos y los asamos en el horno o en el microondas. El tiempo dependerá del tamaño de los mismos y del electrodoméstico que usemos. En horno tardan unos 40 minutos, mientras que en el microondas la cosa se reduce a 5-10 minutos.
Una vez listos, dejamos que los boniatos se atemperen ligeramente antes de pelarlos y machacarlos con ayuda de un tenedor hasta que queden reducidos a puré. Pesamos el resultado y separamos los 250 gramos requeridos. Reservamos el resto para otras recetas.
Introducimos el puré de boniato en un bol amplio y le añadimos la harina. Mezclamos bien. Diluímos la levadura de panadero en el agua tibia y la añadimos junto con el azúcar. Mezclamos de nuevo hasta que todos los ingredientes queden perfectamente integrados. Tapamos con un paño limpio y dejamos fermentar como mínimo 30 minutos, mejor si es una hora.
Transcurrido el tiempo de reposo, calentamos abundante aceite en un cacito. Tomamos pequeñas porciones de la masa con una cucharadita y las dejamos caer en el aceite, que habrá de estar a unos 165-170ºC. Las volteamos para que se doren por todos lados antes de retirar, escurrir y pasar a un plato con papel absorbente.
Inmediatamente después, en caliente, rebozamos los buñuelos en una mezcla de azúcar y canela. Y ya están nuestros buñuelos listos para degustar. A mí me gusta tomarlos recién hechos, aunque fríos y reposados están también deliciosos.
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Con qué acompañar los buñuelos de boniato
Buenísimos recién hechos e ideales para servir en la sobremesa como acompañamiento del café, infusión, licor, etc. Estos buñuelos de boniato son un bocado delicioso, tierno y esponjoso que vais a querer comer a dos manos. Veréis lo rápido que desaparecen del plato.
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