Quizá hubiera sido más fácil poner en el título de la receta los pocos ingredientes que llevan de estas cookies de limón y polenta y no los tantos ingredientes con los que no cuentan estas crujientes y adictivas galletas, perfectas para el desayuno. Pero lo cierto es que quería que vierais bien todo lo que se le puede llegar a quitar de la lista de ingredientes a una galleta, sin que esta deje de ser tremendamente deliciosa.
Os invito a que salgáis de la rutina y probéis elaboraciones más sencillas, sin tantos ingredientes calóricos o que puedan producir algún tipo de intolerancias. Es por eso que a estas cookies yo las llamo "las universales", pues lo cierto es que casi, casi, todo el mundo las puede tomar y además ahora quiero que vosotros, os animéis con ellas.
Ingredientes
- Almendra molida 85 g
- Harina de arroz 80 g
- Polenta 80 g
- Sirope de ágave , 3 cucharadas
- Aceite de oliva suave, 2 cucharadas
- Zumo de limón 1
- Ralladura de limón 1
- Bicarbonato sódico , 1/2 cucharadita
- Sal , una pizca
Cómo hacer cookies de limón y polenta
- Tiempo total 25 m
- Elaboración 10 m
- Cocción 15 m
Comenzaremos echamdo en un bol, la almendra molida, la polenta, la harina de arroz, el bicarbonato sódico y la sal. Removemos con una cuchara de madera y añadimos dos cucharadas del sirope de ágave, reservando la otra, el zumo de limón y su ralladura así como las dos cucharadas de aceite. Removemos de nuevo.
Amalgamos esta masa arenosa hasta que los ingredientes secos se humedezcan y podamos formar una bola. Precalentamos el horno a 180 grados.
Estiramos la masa entre dos papeles de horno dejándola de seis milímetros de grosor. Cortamos las galletas con un cortador a nuestro gusto y las pasamos a una bandeja de horno antiadherente. Las horneamos durante 15 minutos.
Una vez doradas las retiramos del horno y las pincelamos con el sirope de ágave que nos quedaba. Cuando pasen 10 minutos las pasamos a una rejilla hasta que estén completamente frías.
Con qué acompañar las cookies de limón y polenta
Estas cookies de limón y polenta son deliciosas como un aperitivo crujiente a media mañana o a la merienda. Si os gustan los sabores entre dulce y salado, no dejéis de probar el espolvorearle unas escamas de sal una vez que las pinceléis con el ágave fuera del horno. Y si os gusta mojar, nada mejor que un buen vaso de leche de almendras para acompañarlas.
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