Estoy segura de que cuando probéis este postre típico escocés, el cranachan, os enamoraréis perdidamente de él y no vais a poder dejar de prepararlo este verano. Este postre, usado en bodas y días festivos en Escocia, es uno de sus dulces más tradicionales, y por lo general es una mezcla de crema batida, whisky, miel y avena tostada que se suele servir en vaso.
En su origen era un plato de verano, que se consumía en épocas de cosecha y que no se llevaba servido a la mesa, sino que se colocaban sus distintos ingredientes por separado para que cada comensal lo formara a su gusto. Yo he caído rendida a sus pies, pues me parece un postre redondo, con el toque ácido de la fruta, el crujiente de la avena y la suavidad de la crema, resultando una combinación irresistible.
Comenzaremos precalentando el horno a 180ºC. Después derretimos ligeramente la mantequilla y la echamos en un bol junto con la miel. Añadimos la avena, el azúcar moreno, las avellanas en trozos gruesos y la harina.
Revolvemos y lo extendemos en una bandeja de horno forrada con papel de horno. Horneamos durante 20 minutos. Una vez horneado lo retiramos y lo desmenuzamos ligeramente en trozos irregulares. Reservamos.
Por otra parte en un bol echamos la nata, el mascarpone, el azúcar glas y el whisky. Batimos con varillas hasta que esté montado y haga picos. Limpiamos las frambuesas y las añadimos en otro bol, les echamos el azúcar glas restante.
Para montar el postre, en un vaso de whisky o similar ponemos una capa de frambuesas, añadimos otra capa de crema, espolvoreamos un poco de crujiente. Repetimos las mismas capas una vez más. Reservamos en nevera hasta el momento de servir.
Con qué acompañar el cranachan escocés
El cranachan, un postre escocés facilón, refrescante y saciante no necesita más acompañamiento que un café o infusión. Podéis agregar un poco más de whisky a la crema, pero lo suyo es que el licor le de un toque sutil alcohólico, pero no el sabor predominante del postre.
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