Si os apetece en esta fiesta de Reyes magos trasladaros a otro lugar de Europa, nada mejor que hornear uno de los dulces tradicionales para estas fechas tal y como se prepara en Suiza. Este dreikönigskuchen esta proporcionalmente tan rico como difícil es de pronunciar su nombre, y es el dulce típico con el que los suizos esperan la llegada de los Reyes Magos, disfrutando la tarde del día 5 de enero, de una fantástica merienda.
Estoy segura de que su miga tierna y blandita, y su crujiente a base de azúcar perlado os conquistará como lo ha hecho con ellos y es que se comenta que más de un millón y medio de dreikonigskuchen se venden durante estas fiestas en Suiza ¿Algo tendrá, no? Yo si fuese vosotros no me quedaría sin saberlo.
Comenzaremos mezclando en un bol o en el vaso de un robot de cocina, la harina, la levadura desmenuzada, la leche, los huevos, el azúcar y la sal. Amasamos durante 10 minutos, e incorporamos la mantequilla a punto de pomada y amasamos de nuevo otros 10 minutos o hasta que al estirar una porción pequeña de masa esta no se rompa y se pueda formar una especie de velo fino. Añadimos las pasas si nos gustan.
Hacemos una bola, la tapamos y la dejamos reposar una hora a temperatura ambiente.
Desgasificamos la masa y la repartimos de la siguiente manera: cortamos ocho porciones de masa de 70 gramos cada una y una porción de 140 gramos. Boleamos las porciones de masa y colocamos las otro bolas pequeñas en el exterior rellenando con la bola mas grande el hueco central, tal y como se dispone en la foto del paso a paso.
Dejamos reposar dos horas para qué leve. Precalentamos el horno a 160 grados.
Preparamos una mezcla de yema, leche y pintamos ligeramente las bolas de masa con cuidado. Horneamos durante 30 minutos. Una vez fuera del horno, y en caliente pintamos con la glasa que haremos mezclando el agua con el azúcar y el agua de azahar, y le pegamos el azúcar bolado.
Con qué acompañar el dreikönigskuchen
El dreikönigskuchen es perfecto como merienda después de ver la Cabalgata acompañado de un buen chocolate caliente. Bien envuelto se conserva hasta el día siguiente muy tierno, por lo que si ha sobrado resultará un desayuno ideal antes de abrir los regalos.
