El cabello de ángel casero es algo que no tiene parangón. Hace ya casi un año que compartí con vosotros la receta y vuelvo a la carga para recomendaros que lo hagáis en casa. Yo lo uso para añadir un toque de dulzor, sabor y jugosidad a masas de bizcochos, para preparar cortadillos, bayonesas, borrachuelos malagueños, torteles o ensaimadas. Aunque en este caso ha caído en forma de empanadillas.
Podría haber hecho una masa para empanadillas casera, que es bien sencillo y no cuesta nada, pero se me antojaban mucho más ricas con masa de hojaldre. Sin tiempo que dedicarle a la criatura, he tirado de una lámina comprada en el supermercado para preparar estas empanadillas caseras de cabello de ángel.
Recién hechas y ligeramente tibias son una delicia, pues conservan su exterior crujiente y por dentro están cremosas y jugosas. Aunque unas horas más tarde, si las dejamos sin cubrir, siguen mereciendo la pena. Imagina cómo están con masa de hojaldre casera, de matrícula de honor. ¿Te animas con ello?
Ingredientes
- Plancha de hojaldre refrigerado rectangular o cuadrado 1
- Cabello de ángel 200 g
- Huevo 1
Cómo hacer empanadillas caseras de cabello de ángel
- Tiempo total 22 m
- Elaboración 10 m
- Cocción 12 m
Extendemos la lámina de hojaldre sobre la encimera y la cortamos con un cortapastas redondo (a mi me han salido nueve unidades). Repartimos el cabello de ángel entre las obleas y pincelamos el contorno de cada una de ellas con un poco de agua. Doblamos para cerrar y presionamos para que no se salga el relleno.
Pincelamos las empanadillas con huevo batido y las colocamos en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal o un tapete de silicona. La introducimos en la parte baja del horno (para que la base quede bien cocida), precalentado a 210ºC con calor arriba y abajo, y cocemos las empanadillas durante unos 12 minutos o hasta que estén doradas.
Pyrex Magic Bandeja de Horno, Negro
Con qué acompañar las empanadillas caseras de cabello de ángel
Personalmente, yo encuentro que las empanadillas caseras de cabello de ángel están deliciosas por sí solas, pero acompañarlas de un café es un acierto. Hacen un matrimonio perfecto, equilibrándose el amargor del uno con el dulzor de las otras. Genial para la merienda. Verás cómo vuelan de la bandeja en cero coma.
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