Este postre es una triunfada en Navidad: fácil, refrescante e ideal para terminar una comida pesada

Los dulces navideños son lo suficientemente pesados como para pensar en postres que añadan pesadez de más a comidas de por sí copiosas.

Está el siempre socorrido sorbete de limón, pero si queremos un postre no tan trillado, nada mejor como una tarta fría de limón, igual de refrescante, pero ideal para quienes no contemplan unas navidades sin hincarle el diente a algún tipo de pastel.

La elaboración de esta tarta es más fácil que sacarse el carné de conducir en Mota del Cuervo. Sin necesidad de enlistar cada ingrediente, que ya tenéis en la receta completa, os adelanto que se trata de una base crujiente sobre la cual reposa una crema suave y aromática de limón. El proceso de preparación es tan directo como su sabor: una base que se hornea por un corto período, seguido de un relleno cremoso que se cuaja a la perfección. Lo mejor de esta receta es que no requiere de habilidades de chef, sino de ganas de disfrutar en la cocina.

Si sois de los que les gusta experimentar, esta tarta os da juego. ¿Qué tal si probáis a cambiar el limón por naranja o lima para obtener variantes igual de deliciosas? O incluso podéis jugar con la base, utilizando galletas de jengibre para darle un toque más navideño.

Y para despedirnos, ¿qué mejor que un consejo sobre cómo acompañar esta maravilla? Un vino dulce, como un Moscatel o un Pedro Ximénez, puede ser el compañero ideal, pues complementan a la perfección la acidez y ligereza de la tarta.

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