Si hay un postre que representa a todas las mujeres de mi familia es el flan de huevo. Mi abuela y mi madre lo hacían en olla a presión, pero como yo no soy nada fan de este sistema os mostraré cómo hacer un flan de huevo casero en cazuela tradicional.
Es una receta muy sencilla y si la hacéis ahora mismo, estará lista rápidamente. Seguro que vuestra familia se queda con los ojos abiertos cuando vea que habéis hecho un flan de huevo delicioso sin ningún esfuerzo. ¡Espero que os guste!
Empezamos haciendo el caramelo y para ello colocamos en un cazo el azúcar, encima el agua, y sin remover, calentamos a fuego medio. Vamos girando el cazo a medida que veamos que el azúcar se disuelve y toma color poco a poco. Cuando todo el azúcar esté disuelto y el caramelo tenga un tono ligeramente dorado, echamos las gotas de zumo de limón, meneamos y apartamos del fuego.
Caramelizamos el recipiente o flanera repartiendo el caramelo por toda la superficie. Muchísimo cuidado con el caramelo ya que alcanza temperaturas altísimas y quema mucho. Para el flan mezclamos los huevos y las yemas con el azúcar con la leche.
Cuando el caramelo se haya solidificado vertemos la crema colada en nuestra flanera y cubrimos con la tapa o papel de plata. Introducimos en una cazuela alta y amplia, y con cuidado, ayudándonos de un embudo por ejemplo, echamos agua tibia en el fondo de la cazuela hasta que cubra más o menos la mitad de la flanera.
Colocamos la tapa de la cazuela y ponemos a fuego medio bajo, del 1 al 9, más o menos al 3-4 vigilando que el agua no llegue a hervir. Cocemos el flan durante unos 45 minutos y comprobamos el punto de cocción del flan: los bordes deben estar tiesos y el centro menearse ligeramente.
Apagamos el fuego, retiramos la flanera de la cazuela y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente antes de refrigerar. Al día siguiente desmoldamos sobre una bandeja(si el flan se resiste un poco pasaremos el filo de un cuchillo por el borde) y servimos.
Con qué acompañar el flan de huevo en cazuela
El flan de huevo en cazuela debe hacerse el día anterior a su consumo. Lo aconsejable es que una vez frío esté refrigerado toda la noche, para que gane consistencia, sabor y podamos tomarlo bien fresquito. Podemos acompañarlo si queremos de nata, fruta, helado o lo que más nos guste. Aunque por si solo está de muerte lenta.
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