A pesar de pasar muchas horas al día cocinando, no siempre tenemos la oportunidad de preparar recetas capricho. Sin embargo para estas galletas campurrianas hemos hecho un hueco en nuestras agendas y vosotros también deberíais. Esta es una receta tradicional para guardar toda la vida y como oro en paño. Deliciosa.
Estas galletas son ideales para hacer con niños porque están tiradas y la masa es agradable de manejar, no necesita ser enfriada en la nevera y tampoco se desmigaja al trabajarla. El resultado son unas galletas crujientes y deliciosas.
Empezamos troceando la mantequilla, la ponemos en un cuenco grande y dejamos que se ablande a temperatura ambiente durante unos veinte minutos. Añadimos el azúcar y batimos con las varillas eléctricas hasta obtener una mezcla cremosa.
Cascamos el huevo, lo vertemos en el cuenco y seguimos batiendo hasta incorporarlo totalmente. Agregamos la harina tamizada con la almendra molida y la levadura y removemos despacio con una espátula, hasta que quede una masa lisa y sin grumos.
Precalentamos el horno a 200ºC. Hacemos pequeñas bolitas con la masa y las aplastamos ligeramente con la palma de la mano, con cuidado de que no queden demasiado planas.
Las disponemos en una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado, separadas entre sí para que no se peguen, y las horneamos unos 12-15 minutos. Las retiramos cuando estén doradas y las dejamos enfriar antes de retirarlas, para que no se rompan al servirlas.
Con qué acompañar las galletas campurrianas
Os aconsejamos guardar estas galletas campurrianas en una caja hermética, para que se conserven crujientes el mayor tiempo posible. Según el tamaño de las bolitas obtendréis más o menos cantidad de galletas. Es una receta ideal para merendar, acompañadas con nuestra mermelada favorita están exquisitas.
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