Seguro que os da la risa, porque me apasionan muchas cosas, pero es que con las galletas caseras me sucede también y es que receta que veo, receta que quiero hacer. Estas galletas crujientes de almendra me recuerdan mucho a unas que hacía mi tía. ¡Son deliciosas!
Es muy importante que utilicemos almendra de calidad para que el sabor y resultado final sea bueno y rico. El toque de limón con la almendra es delicioso, así que no dudéis en hacerlas porque seguro que repetís. Palabrita.
Calentamos el horno a 170º con calor arriba abajo sin aire. Separamos los huevos dejando por un lado las claras y reservando las yemas. Montamos las claras a punto de nieve con la pizca de sal y cuando estén semimontadas echamos poco a poco el azúcar mientras batimos continuamente.
Añadimos la ralladura de limón y la almendra picada. Con ayuda de una espátula mezclamos suavemente hasta obtener una masa homogénea. Nos mojamos con un poco de agua ligeramente las yemas de los dedos y formamos bolitas de masa, que colocamos separadas entre sí, en una bandeja de horno forrada de papel.
Las aplastamos ligeramente y decoramos con almendra en granillo. Pincelamos con la yema de huevo batida y horneamos durante unos 15 minutos, hasta que las galletas estén doradas. Sacamos del horno, dejamos sobre la bandeja cinco minutos y dejamos enfriar encima de una rejilla antes de consumir.
Con qué acompañar las galletas crujientes de almendra
Si vivís en sitio con mucha humedad ambiental cuidado con estas galletas crujientes de almendra. Protegedlas muy bien del aire y la humedad para que se mantengan bien crujientes durante los días que os duren. Si lo hacéis correctamente aguantan perfectamente muchos días.
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