Estas galletas sin gluten rellenas son una delicia. Se preparan con harina de arroz, lo que les confiere una textura fina y peculiar, pero soberbia. Y es que se deshacen en la boca. Aptas para celiacos, aunque todos las van a querer devorar.
Están rellenas de crema de mantequilla aromatizada con un poco de mermelada de fresa, pero bien podrían rellenarse de dulce de leche, de crema de cacao y avellanas, de lemon curd y mucho más. Casan a la perfección con casi cualquier relleno, así que siéntete libre de hacer tu combinación favorita.
En un recipiente amplio y hondo introducimos el azúcar glas, el la vainilla y la miel. Batimos con unas varillas eléctricas o un robot, a velocidad alta, hasta que la mezcla se vuelva nlanquecina y cremosa.
Añadimos la harina de arroz junto con el baking powder Royal y seguimos batiendo a velocidad baja, hasta incorporar bien todos los ingredientes. Dividimos a masa en 20 partes iguales y las boleamos. Las colocamos en una bandeja de horno, sobre papel vegetal, y las aplastamos suavemente con un tenedor.
Introducimos la bandeja en el horno, precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo, y las cocemos 15 minutos. Cuando estén listas retiramos la bandeja y dejamos que se enfríen por completo antes de tocarlas. Ahora mismo están muy tiernas, pero con el reposo y enfriado se endurecen.
Para el relleno, batimos la mantequilla, que habrá de estar a temperatura ambiente, en un bol junto con la leche y el azúcar glas. Cuando tengamos una mezcla homogénea agregamos la mermelada y removemos.
Repartimos la crema de mantequilla entre la mitad de las galletas, es decir, diez de ellas. Las cubrimos con la otra mitad formado una especie de sándwich dulce y ya tenemos las galletas listas para consumir. ¡Van a volar de la mesa!
Con qué acompañar las galletas sin gluten rellenas de crema de mantequilla
Como ocurre con toda buena galleta, es mejor comerlas solas, sin florituras que distraigan al paladar de su disfrute más total y absoluto. Además son bastante saciantes. No obstante, siempre las puedes acompañar de un vaso de leche, un café, una infusión o la bebida de tu preferencia. Con ellas tienes la merienda asegurada, pero también la sobremesa.
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