El Victoria sponge cake (o pastel Victoria) debe su nombre a la popular monarca británica Victoria del Reino Unido (1819-1901), quien, al igual que su tataranieta, la recientemente fallecida Isabel II, era muy partidaria de acompañar su afternoon tea de un buen bocado dulce.
Desde entonces hasta nuestros días, su reputación y consumo han crecido tanto que se ha convertido en un clásico indiscutible de la gastronomía británica.
Existen muchas versiones de este pastel, pero la auténtica receta del Victoria sponge cake es la que os presentamos hoy: dos bizcochos básicos, al estilo cuatro cuartos, con una capa de mermelada de fresa y otra de nata montada azucarada entre ambos. Un dulce sencillo, pero delicioso, del que los británicos están bien orgullosos. Cuando lo probéis, sabréis el porqué.
Ingredientes
- Huevo 200 g
- Mantequilla a temperatura ambiente 200 g
- Azúcar 200 g
- Harina de repostería para bizcochos 200 g
- Sal 2 g
- Leche entera 15 g
- Mermelada de fresa 160 g
- Nata líquida para montar (mínimo 35% M.G.) 200 ml
- Azúcar glasé 30 g
Cómo hacer Victoria sponge cake o pastel Victoria
- Tiempo total 40 m
- Elaboración 20 m
- Cocción 20 m
- Reposo 1 h
Engrasamos la base y laterales de dos moldes de 20 centímetros de diámetro. Enharinamos sólo los bordes, retirando el exceso, y cubrimos las bases con papel sulfurizado. Reservamos hasta que tengamos lista la masa del bizcocho.
En un cuenco amplio, tamizamos la harina, agregamos el azúcar, la sal, la mantequilla, los huevos y la leche. Batimos todos los ingredientes con ayuda de unas varillas eléctricas y, en el momento en que hayamos obtenido una masa homogénea, dejamos de batir. Repartimos la masa entre los dos moldes y los introducimos en la parte central del horno, pre-calentado a 180 ºC y con calor arriba y abajo.
Cocemos durante, aproximadamente 20 minutos o hasta que, al introducir una brocheta en el centro, esta salga limpia. Retiramos los bizcochos del horno y dejamos que se enfríen sobre una rejilla metálica, colocados boca abajo, antes de desmoldar. De esta manera, la superficie se aplanará ligeramente y perderá el “copete” central.
Mientras tanto, montamos la nata líquida, que habrá de estar bien fría, con ayuda de unas varillas eléctricas. Cuando esté semi-montada, agregamos el azúcar glasé y continuamos batiendo hasta obtener la consistencia deseada. Cuidado con pasarse con el batido, pues se separará el suero de la nata y terminaremos obteniendo mantequilla. Rellenamos una manga pastelera con la nata.
Cuando los bizcochos estén completamente fríos, los desmoldamos y procedemos a montar el pastel Victoria. Para ello, colocamos uno de los bizcochos de la manera correcta, es decir, con la base en la parte inferior. Extendemos la mermelada por la superficie y escudillamos la nata montada en la parte exterior del bizcocho, a modo de anillo. Cubrimos con el otro bizcocho, boca abajo. Espolvoreamos con más azúcar glasé y servimos acompañado de frutos rojos y nata montada (opcional).
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Con qué acompañar el Victoria sponge cake o pastel Victoria
El mejor momento para disfrutar de un trozo de Victoria sponge cake es el de la merienda. Podemos acompañarlo de una taza de té, como marcan las tradiciones británicas, o de un café, vaso de leche o cualquier otra bebida de nuestro gusto. Servirla con frutos rojos y un poco de nata montada es una manera de enriquecerlo, así como de potenciar el placer que, de por sí, supone este bocado.
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