Para estas tardes que se nos presentan con ganas de un café y algo dulce, os traemos este pastel glaseado de naranja, con fruta de temporada y ese punto británico que invita a sentarse y disfrutar de una buena merienda.
El pastel de naranja es sencillo de elaborar aunque a primera vista parezca complicado. Lo que si que os recomendamos es que os hagáis con un molde desmontable no muy ancho y ligeramente alto para que de esta manera podáis dejar las rodajas de fruta enteras y os quede mucho más vistoso en su presentación.
Comenzaremos cortando las naranjas en rodajas finas, seguidamente colocamos una olla al fuego con el azúcar y el agua, removemos ligeramente para que se disuelva el azúcar y añadimos las naranjas dejándolas confitarse durante diez minutos. Reservamos la fruta y el sirope. En un cacito derretimos la mantequilla y dejamos templar hasta que esté a temperatura ambiente, pero todavía líquida.
Precalentamos el horno a 180 grados centígrados con calor arriba y abajo. Engrasamos con un pincel el molde desmontable, tanto la base como los laterales y forramos con un papel sulfurizado la base del molde. Colocamos las rodajas de naranja en todo el fondo del molde y sus paredes.
Con una batidora de varillas o manual batimos los huevos junto con el azúcar y los granos de vainilla hasta que doblen su volumen y los veamos esponjosos, le añadimos la harina mejor tamizada, la mantequilla derretida y por último la almendra en polvo, incorporando todo suavemente con una espátula y evitando que se baje la mezcla.
Vertemos la masa con cuidado en el molde, vigilando que no se muevan las rodajas de naranja de los laterales. Horneamos durante una hora o hasta que al pincharlo con un palillo o aguja este salga limpio. Desmoldamos encima de una rejilla dándole la vuelta al pastel y lo bañamos con el sirope que se nos había formado al confitar las naranjas.
Con qué acompañar el pastel glaseado de naranja
El pastel glaseado de naranja es ideal para emplearlo en meriendas. A medio camino entre una tarta y un bizcocho, resulta más vistoso que éste y no tan laborioso como la primera. Debido a la harina de almendra, es un dulce denso que sirve para muchas raciones, así que a no ser que seáis muchos comensales, os dará perfectamente para unas doce porciones.