Hace un par de días hice revisión de congelador y, entre otros alimentos a los que dar salida inmediata, encontré unos restos de Roscón de Reyes. Aunque el roscón descongela muy bien y podría haber sido protagonista de la merienda de ese día, decidí transformarlo en un pudin de roscón de reyes para dar una sorpresa a mi familia con un postre especial e inesperado.
La cocina del día a día está repleta de recetas de aprovechamiento de piezas de bollería y panes que, mezclados con leche, huevos y otros ingredientes, se transforman en deliciosos y sabrosos postres. El pan de Calatrava o el pudin de panettone son dos buenos ejemplos de ello, variaciones del pudin de pan, pero los hay a puñados y seguro que vosotros tenéis alguno propio que nos encantaría conocer. Contádnoslo en los comentarios.
Comenzamos elaborando el caramelo líquido y, para ello, en un cazo de fondo grueso ponemos el azúcar junto con cuatro cucharadas del agua y lo colocamos al fuego, a temperatura media. Dejamos que el azúcar se cueza lentamente y que espese poco a poco. Mientras el azúcar carameliza, calentamos el resto del agua.
Cuando el caramelo tenga un tono dorado, retiramos el cazo del fuego y le agregamos un par de cucharadas del agua caliente. El caramelo chisporroteará, por lo que hay que tener mucho cuidado de no quemarse. Removemos con unas varillas y volvemos a poner el cazo en el fuego. Agregamos otro par de cucharadas de agua caliente, removemos de nuevo y así hasta incorporar toda. Repartimos el caramelo entre los moldes de aluminio y reservamos.
Ponemos todos los ingredientes del pudin en el vaso de una batidora y batimos hasta obtener una masa homogénea. Rellenamos los moldes de aluminio con la mezcla y los colocamos en un recipiente apto para horno, de unos dos o tres centímetros de profundidad. Vertemos agua en el recipiente de tal forma que llegue hasta la mitad de los moldes. Introducimos el recipiente en el horno pre-calentado a 180 ºC y cocemos al baño maría durante 20 minutos.
Con qué acompañar el pudin de Roscón de Reyes
Estos púdines de Roscón de Reyes constituyen un delicioso postre que se puede tomar tanto templado como frío y que, seguro, gustarán a toda la familia. Combinan muy bien con frutos rojos, ya que su sabor ácido equilibra el dulzor del elemento principal, es decir, del pudin.