Hoy vengo con una receta de bizcocho más que sumar a nuestra larga lista: el bizcocho danés. Se caracteriza por una miga esponjosa, jugosa y mantecada y una cobertura crujiente. Un contraste delicioso que resulta adictivo y que hará que quieras comer más de un trozo de una sentada.
Es ideal para desayunos y meriendas, especialmente, aunque no hacen falta excusas para picar un trocito en cualquier otro momento del día. Con las cantidades indicadas sale una criatura bien hermosa y con la que satisfacer a un batallón. Aunque todo depende de lo glotones que sean.
La base del bizcocho se hornea hasta estar casi-casi lista. Es entonces cuando se retira del horno, se cubre con una capa de mantequilla, azúcar, vainilla y almendra y se vuelve a hornear unos minutos más a una temperatura mayor. Los tiempos son indicativos, que ya sabéis que cada horno es un mundo y más a la hora de hacer postres.
Mezclamos la harina con la levadura química, una pizca de sal y tamizamos. Reservamos. Preparamos el buttermilk mezclando 140 ml de leche tibia con 10 ml de zumo de limón. Dejamos que repose unos minutos para dar tiempo a que la leche se corte y quede cuajada y grumosa.
Mientras tanto batimos los huevos con la esencia de vainilla y el azúcar hasta obtener una crema blanquecina. Incorporamos la mitad de la mantequilla, la mitad del buttermilk y la mitad de la mezcla de harina/levadura/sal. Lo hacemos poco a poco y alternando los tres ingredientes mientras continuamos batiendo.
Cuando la mezcla se vea homogénea incorporamos, poco a poco, la otra mitad de la mantequilla, el buttermilk y la mezcla de harina/levadura/sal y mezclamos hasta obtener una masa lisa y sin grumos. La volcamos en un molde de 22x22 cm. Lo podemos forrar con papel vegetal para que sea más fácil de desmoldar.
Cocemos en el horno, precalentado a 190ºC con calor arriba y abajo, durante 25-30 minutos o hasta que, al introducir una brocheta en el centro, ésta salga limpia. Mientras tanto cocemos los ingredientes del acabado en un cacito durante unos cinco minutos, removiendo de vez en cuando.
Cuando el bizcocho esté bien cocido lo sacamos del horno y subimos la temperatura a 220ºC. Volcamos la mezcla del acabado por encima y lo extendemos bien por toda la superficie. Lo volvemos a hornear unos cinco minutos para que la superficie se dore bien.
Hecho esto, solo queda retirar el bizcocho del horno y dejar que se enfríe completamente. Lo desmoldamos, lo porcionamos y ya está listo nuestro bizcocho danés para desayunar, merendar o lo que se tercie.
Le Creuset Molde antiadherente cuadrado, 23 x 23 x 5 cm, resistente a ácidos, revestimiento de acero al carbono, Gris/Naranja, 94100929000000
Con qué acompañar el bizcocho danés
Con café, té o un simple vaso de leche. Los desayunos, sobremesas o meriendas no serán igual con este bizcocho danés sobre la mesa. Delicioso tal cual o espolvoreado con un poco de azúcar glass para darle un toque extra decorativo, aunque por sabor no lo necesite.
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