Receta de bizcocho japonés Castella o Kasutera カステラ: el ligero postre asiático, de origen español

Esther Clemente

Colaborador

Soy una chica coruñesa, veterinaria de profesión y que por circunstancias de la vida acabé viviendo en Asturias donde llevo ya una buena temporada. Cuando me preguntan por qué me gusta tanto cocinar, siempre respondo lo mismo: "¡Por qué mi madre odia meterse en la cocina!".

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Hoy os traigo la receta de la Castella o Kasutera, un delicado bizcocho típico de Nagasaki, en Japón, pero que sin embargo tiene una sorprendente historia muy ligada a cultura de la Península Ibérica.

Este bizcocho recibe el nombre de Castella pues sus raíces derivan del pão de Castela (literalmente, "pan de Castilla) llevado a Japón por los mercaderes portugueses allá por el siglo XVI,. Una vez allí se fue modificando la fórmula hasta adaptarlo a la delicada gastronomía nipona, y el resultado es un bizcocho esponjoso, de una textura muy particular, distinta a los que hacemos habitualmente.

Un vistazo a…
LECHE FRITA la receta más fácil y rápida

Ingredientes

Para 4 personas
  • Clara de huevo (de unos 3 huevos M) 85 g
  • Azúcar 60 g
  • Yemas de huevo (de unos 3 huevos M) 60 g
  • Miel ligera 20 g
  • Harina de trigo (panadera o de todo uso) 60 g
  • Leche entera 20 g

Cómo hacer bizcocho japonés Castella

Dificultad: Media
  • Tiempo total 55 m
  • Elaboración 15 m
  • Cocción 40 m

Para esta receta me he basado en una que he encontrado en este blog en donde explicaba claramente los pasos a seguir par lograr la esponjosidad propia de este bizcocho nipón. No es difícil, pero tiene sus trucos para que salga bien, por lo que os recomendaría siguierais los pasos sin saltaros nada para que os salga perfecto.

Comenzaremos precalentando el horno a 160 grados con una rejilla en la parte inferior del horno. Engrasamos un molde rectangular de 20 por 12 centímetros y de unos cinco centímetros de altura y lo forramos con papel de horno por todas sus caras y base.

Separamos las yemas de las claras y colocamos estas en un bol grande, comenzando a montarlas ligeramente con unas varillas. Cuando veamos que están ligeramente espumosas, seguimos batiendo añadiendo el azúcar a una velocidad más fuerte de batido. Volvemos a batir despacio una vez que el azúcar está integrado y montamos las claras hasta que formen picos en las varillas que no se deformen, pero no esté en exceso montada como a punto de nieve.

Vamos añadiendo de una en una las yemas, integrándolas con la varilla girándola siempre en la misma dirección. Este tip es importante para que nos salga bien el bizcocho.

Añadimos la miel y seguimos removiendo cuidadosamente con la varilla hasta incorporarla. Echamos la mitad de la harina tamizada, batimos de nuevo con suavidad y acabamos de añadir el resto de la harina, incorporándola de la misma manera. Siempre removiendo en la misma dirección.

Agregamos la leche por la superficie del bizcocho y la integramos con movimientos envolventes de dentro a fuera, y en el mismo sentido ahora sí con una espátula de silicona.

Cuando la leche está incorporada, golpeamos el bol tres o cuatro veces sobre la encimera para evitar que queden burbujas de aire, dejamos reposar 30 segundos. Repetimos esta operación de golpear y reposo otras dos veces. Vertemos la masa en el molde volcándola desde lo alto para hacer desaparecer el aire de la masa y volvemos de nuevo a golpear el molde lleno otras dos veces. Horneamos durante 40 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo este salga húmedo, pero sin masa.

Una vez pasado el tiempo, retiramos el molde del horno y lo dejamos caer dos o tres veces con fuerza sobre la encimera, para evitar que se desinfle. Aparecerán unas arrugas por la superficie, así que el siguiente paso será darle la vuelta al molde durante medio minuto sobre una tabla de madera.

Volver a ponerlo derecho y dejarlo enfriar dentro del molde, pero sobre una rejilla.

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Con qué acompañar el bizcocho japonés Castella o Kasutera

El bizcocho japonés Castella o Kasutera tradicionalmente se debe desmoldar y cortarlo en porciones de unos tres o cuatro centímetros de espesor y solo dejarle corteza por arriba y por abajo, retirándole la de los laterales. Es un bizcocho muy ligero, de una textura muy especial que os sorprenderá.

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