Si eres de los que no se fían de los dulces de Navidad llenos de azúcar y de a saber qué otras grasas y prefieres abordar tu propia repostería navideña con mantecados, polvorones, roscos de vino, turrón y mazapán estás de suerte con esta opción de guirlache, que no es más que un turrón con almendras enteras.
Muy típico de la Comunitad Valenciana, Aragón y Catalunya, este turrón se diferencia en llevar la almendra entera, a diferencia de lo que sucede con el turrón de Alicante (el duro, que la lleva levemente machacada) y del turrón de Jijona, el blando, que la lleva completamente molida.
La opción es perfecta y, aunque no es saludable (sigue llevando azúcar y miel), es una alternativa más apañada que los turrones comerciales y además nos permite consumirlo más allá de la Navidad.
Parecido al nougat francés, el turrón de guirlache también se puede hacer con piñones, avellanas o cacahuetes, aunque la opción más tradicional es este guirlache con almendras que hará las delicias de los más golosos de la casa.
Pintamos con aceite un molde rectangular de 10x20 centímetros aproximadamente para que nos ayude a desmoldar.
Tostamos las almendras en el horno a 180 ºC entre ocho y diez minutos o en una sartén entre seis o siete minutos a fuego medio y en una sartén poner a fuego medio el azúcar con el zumo de limón y esperar a que empiece a caramelizar.
Agregamos la miel y a continuación las almendras, integramos todo y removemos un minuto para luego volcar todo en el molde y enfriar durante al menos 2 horas.
Pasado ese tiempo desmoldamos, cortamos y servimos.
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Con qué acompañar el turrón de guirlache
Como postre de nuestras comidas de Navidad o en cualquier momento del año, el turrón de guirlache solo necesita tertulia, sobremesa y un buen café para despuntar como el postre fácil y rápido que es.
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