La repostería vegana siempre me sorprende y es que me parece complicado obtener un dulce sin leche, huevos o mantequilla. Pero como veis, el aspecto de estas galletas veganas de avena y coco nos hace olvidar que no figuran en su composición estos ingredientes y que todo el mundo, también alérgicos o intolerantes a lácteos o huevos, puede comer de forma muy sabrosa.
A ellas le unimos las virtudes de los copos de avena y conseguimos unas galletas de desayuno muy energéticas y con el rico sabor que el coco le aporta a todos los postres. Además, si no queréis una versión vegana, solo tendríais que cambiar la margarina o aceite de coco por mantequilla, pero os aconsejo que las probéis así, pues os van a sorprender.
Ingredientes
- Harina de repostería 150 g
- Azúcar 115 g
- Margarina o aceite de coco 150 g
- Coco rallado 50 g
- Copos de avena 50 g
- Melaza o miel de caña 30 ml
- Bicarbonato sódico (1/2 cucharadita) 2 g
Cómo hacer galletas veganas de avena y coco
- Tiempo total 42 m
- Elaboración 30 m
- Cocción 12 m
Precalentar el horno a 180ºC. Mezclar en un bol el azúcar, la harina, los copos de avena y el coco. Revolver con una cuchara para que se mezclen los ingredientes.
Mientras poner al fuego la margarina, la melaza y remover hasta que se funda. Disolver en un pocillo el bicarbonato con una cucharada sopera y media de agua. Añadir a la margarina, se formarán burbujas, y es el momento de retirar del fuego. Añadir estos ingredientes líquidos a los sólidos y revolver para formar una pasta.
En una bandeja de horno forrada con papel antiadherente, ir haciendo bolitas de masa del mismo tamaño bastante separadas, aplastar con el fondo de un vaso o la mano y hornear durante 12 minutos con la bandeja situada en la mitad del horno. Cuando pase el tiempo, retirar y dejar unos minutos en la placa, pasar las galletas a una rejilla hasta que enfríen completamente.
Con qué acompañar las galletas
Las galletas veganas de avena y coco tenéis que tener precaución de que queden un poco separadas en la placa, pues crecen en el horno y pueden llegar a juntarse si están muy cerca unas de otras. Si deseáis que sean muy crujientes, antes de hornearlas ponerles otro papel de horno por su superficie y pasarles un rodillo de cocina por encima para dejarlas muy finas, retirar este segundo papel y hornear como os había dicho, al cocerse tan delgadas quedan como si fueran con la textura de una teja de almendra. De todas las formas están muy ricas.
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