Si tenéis capricho de un rico bocado dulce, de los de toda la vida, os animamos a que encendáis vuestros hornos y os lancéis aa preparar esta tarta cremosa de manzana y queso. Recién hecha está de muerte lenta, pero fresca de la nevera entra tan bien que merece la pena esperar a que repose para disfrutarla en todo su esplendor.
Esta tarta cremosa de manzana y queso se sale de la clásica de manzana y crema pastelera y que vale tanto de postre como de desayuno o merienda. Si hacéis como yo en esta ocasión, que he puesto una masa quebrada refrigerada, la prepararéis en un momento y sin nada de dificultad, aunque si os apetece prepara la masa quebrada casera el resultado mejorará notablemente.
Precalentar el horno a 200ºC. En un molde para tartas desmontable estirar la masa quebrada y pinchar toda la superficie con un tenedor. Hornear durante 10 minutos. Cuando pase el tiempo retirar del horno y dejar que se temple un poco.
Para la crema, batir con la batidora el queso, los huevos, la vainilla y 120 g de azúcar. Echar en la base de masa quebrada. Pelar y laminar las manzanas, añadir los arándanos secos, la almendra fileteada, el resto del azúcar y un poco de canela. Mezclar hasta homogeneizar y repartir sobre la crema anterior. Hornear durante quince minutos a 200ºC y después otros cuarenta minutos a 180ºC. Retirar del horno y consumir al gusto.
Con qué acompañar la tarta cremosa de manzana y queso
Esta tarta cremosa de manzana y queso conviene tomarla fresca para apreciar así el contraste entre la crema, la cobertura de fruta y almendra. Se puede tomar como postre, acompañada de una bola de helado de vainilla y como desayuno o merienda, con un vaso de leche fresca, un zumo, un café o una infusión.
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