Hay recetas de las de hacer un día y recetas de las guardar para siempre como oro en paño. La de esta tarta de dos chocolates sin horno es una de estas últimas. Una adaptación de la clásica tarta tres chocolates que gusta en todas las casas, sobre todo a los niños, y que te puede resolver un postre tanto para un día goloso como para uno especial.
Se trata de una tarta muy sencilla, apta hasta para el más inexperto en repostería. La única cuestión a tener en cuenta es la de dejar atemperar la primera capa antes de añadir la segunda y lo mismo con la segunda y la tercera. La textura se obtiene a base de cuajados, lo que se agradece mucho en estos tiempos en los que el precio de la electricidad anda por las nubes y andamos evitando tener que encender el horno
Una recomendación personal: utilizad el mejor chocolate que os podáis permitir. En esta receta se nota mucho en el resultado final. Luego, dejad volar la imaginación con la decoración y el acompañamiento con frutos rojos, cacao en polvo, frutos secos y lo que más os guste o tengáis a mano en vuestras casas.
Dividimos el chocolate negro en dos partes iguales y lo troceamos. Colocamos una de ellas en un cazo al fuego junto con 200 ml de leche, 200 ml de nata líquida y el contenido de uno de los sobres de cuajada. Calentamos al tiempo que removemos sin parar, hasta que la mezcla adquiera espesor. Unos 8-10 minutos aproximadamente. Vertemos en el interior de un molde desmoldable de 20-22 cm.
Limpiamos y secamos el cazo y colocamos el chocolate con leche troceado en su interior. Agregamos 200 ml de leche, 200 ml de nata líquida y el contenido de otro de los sobres de cuajada. Calentamos al tiempo que removemos sin parar, hasta que la mezcla adquiera espesor. Unos 8-10 minutos aproximadamente. El proceso es igual al anterior.
Durante este tiempo, la primera capa de chocolate habrá adquirido cierta consistencia y podremos verter la de chocolate con leche por encima. Lo hacemos con cuidado y dejando caer la mezcla sobre una cuchara para que no se deforme la capa base. Extendemos bien para que quede lo más lisa posible.
Repetimos la operación anterior con lo que nos queda de chocolate negro, leche, nata y cuajada. Dejamos que la tarta se enfríe a temperatura ambiente antes de pasarla a la nevera, donde el frío ayudará a que adquiera cuerpo y consistencia. Lo ideal es que repose un mínimo de cuatro horas, aunque si es más tiempo no le pasará nada.
Cuando llegue el momento de consumir la tarta, la retiramos de la nevera y la desmoldamos. Cubrimos con cacao en polvo toda la superficie, decoramos con frambuesas, arándanos y otros frutos rojos, así como con hojas de menta fresca. Servimos inmediatamente.
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Con qué acompañar la tarta de dos chocolates sin horno
Perfecta para la sobremesa, a esta tarta de dos chocolates sin horno le viene muy bien el café, la infusión o el licor típico del momento. Además de los frutos rojos, la podéis acompañar de nata montada o salsa de chocolate. Al gusto.
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