Esta tarta mousse de leche merengada es más sencilla de preparar de lo que pueda parecer y el resultado es garantía de éxito. Es una receta que no necesita horno, algo muy de agradecer en los tiempos que corren. Hay que prepararla el día anterior porque requiere de un tiempo de frío. Un poco de organización y listo.
La base de la tarta es la clásica de galletas y mantequilla, la de toda la vida, que se prepara en un pispás triturando ambos ingredientes juntos. Yo he usado galletas de canela, que le van genial a este postre. El resto es preparar la mousse y ¡a correr!
Para que quede perfecta solo hay que asegurarse de dejar que la leche aromatizada (os dejamos todos los detalles más abajo) esté tibia antes de mezclarla con las claras y, posteriormente, con la nata montada. Salvado ese obstáculo sin importancia, el resto de la receta es coser y cantar.
Trituramos las galletas junto con la mantequilla. Si usamos un robot de cocina será mucho más sencillo, si lo hacemos a mano conviene que la mantequilla esté fundida. Forramos el fondo de un molde desmontable de 20 cm con esta mezcla, apretando para que se compacte. Reservamos en la nevera.
Hidratamos la gelatina en un bol con un poco de la leche. El resto lo introducimos en un cacito junto con la rama de canela y la piel de medio limón. Llevamos a ebullición y apagamos inmediatamente el fuego. Retiramos la canela y el limón.
Agregamos a la leche la gelatina hidratada y removemos con varillas para integrar. A continuación añadimos también la leche condensada, tapamos y dejamos que se atempere ligeramente.
Mientras tanto batimos la nata, que habrá de estar muy fría, con unas varillas. Cuando esté semi montada añadimos el azúcar glas y batimos de nuevo hasta que esté bien firme. Reservamos en la nevera.
Montamos las claras con ayuda de unas varillas hasta que estén firmes. Para ello han de estar a temperatura ambiente. Si guardas los huevos en la nevera, asegúrate de sacarlos al menos una hora antes. Agregamos la canela molida y removemos para integrar.
Mezclamos las claras montadas con la mezcla de leche, removiendo cuidadosamente con movimientos suaves y envolventes para que no pierdan el aire incorporado con el batido anterior. Agregamos esta mezcla a la nata montada, mezclando igualmente con suavidad hasta homogeneizar.
Rellenamos el molde con la mousse y alisamos la superficie. Guardamos en el congelador unas 12 horas para que solidifique, así la podremos desmoldar fácilmente -pues es blandita-. Retiramos el contorno del molde y dejamos que se descongele en la nevera antes de consumir.
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Con qué acompañar la tarta mousse de leche merengada
Esta tarta mousse de leche merengada no necesita decoración alguna, pero si te animas a engalanarla puedes colocar galletas de canela por alrededor y decorar la superficie con un poco de crema chantilly. Nos encanta tomarla acompañando un café espresso bien aromático.
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