Se acercan fechas de celebración en las que apetece terminar nuestras comidas o cenas con un postre diferente y elegante, pero que no requiera demasiada dedicación. Con estas tartaletas de café y mascarpone la papeleta estará solucionada en poco tiempo y sin esfuerzo.
El relleno recuerda ligeramente al tiramisú, pero con la ausencia de huevo y mayor presencia de café. Así que si eres amante del popular postre italiano, este también te gustará. El punto de café se puede ajustar al gusto reduciendo la cantidad añadida, manteniendo la del resto de ingredientes.
También puedes cambiar el queso mascarpone por queso crema, más económico, pero recomiendo que aumentes la cantidad de azúcar para equilibrar su acidez. Y, por supuesto, como siempre digo, la masa quebrada casera elevará estas tartaletas a otro nivel. Anímate con ella si tienes tiempo.
Preparamos las tartaletas y, para ello, cortamos cinco discos de masa quebrada, ligeramente más grandes que el diámetro de los moldes. Forramos con ellos la base y laterales de los moldes. Pinchamos el fondo, cubrimos con papel vegetal y rellenamos con legumbres secas. Cocemos en el horno, precalentado a 180°C con calor arriba y abajo, durante 15-20 minutos. Retiramos del horno y dejamos enfriar.
Para el relleno, por un lado, mezclamos el café con cuatro o cinco cucharadas de nata y removemos hasta disolver. Agregamos el resto de la nata, mezclamos y guardamos en la nevera. Por otro lado batimos el queso mascarpone con el azúcar glas y guardamos también en la nevera.
Cuando las bases de las tartaletas estén frías, mezclamos la nata-café con el mascarpone y batimos con unas varillas eléctricas hasta montar. Una vez obtengamos una crema espesa y firme, la introducimos en una manga pastelera y rellenamos las tartaletas.
Espolvoreamos con cacao en polvo y esparcimos crocanti de almendra Cortamos finamente una onza de chocolate y decoramos las tartaletas con las virutas. Servimos inmediatamente.
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Con qué acompañar las tartaletas de café y mascarpone
Estas tartaletas de café y mascarpone son un postre perfecto después de una comida especial. Estéticamente son muy bonitas, así que visten la mesa en cualquier evento en familia que tengamos. Se toman tal cual aunque se pueden acompañar de un poco de helado de vainilla.
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