En esta receta simbolizamos la farofa como una preparación brasileña, aunque realmente se trata de una guarnición muy extendida por todo el centro de Sudamérica, también en Paraguay, Bolivia incluso en Perú y Ecuador.
En resumidas cuentas, la farofa es una harina de mandioca sin refinar, es decir como la yuca, que se utiliza como guarnición para muy diferentes platos, incluso se utiliza dentro de la feijoada, el plato nacional de Brasil.
A partir de ahí lo más habitual de la farofa es verla acompañar carnes como la picanha, o distintos tipos de rodizios. También es muy frecuente que sirva de compañía a los asados y a los famosos espetinhos brasileños.
En otras partes de Latinoamérica también se consume con chiles y también dentro de la gastronomía brasileña tiene una cierto protagonismo en las moquecas.
Poner la mantequilla a derretir en un cazo a fuego medio alto. En cuanto funda añadimos los ajos picados finamente, dejamos cocinar 5 segundos y añadimos la cebolla, que puede estar cortada en brunoise o en juliana fina.
Dejamos cocinar a fuego medio bajo, hasta que dore y añadimos la farofa y cocinamos el conjuntos a fuego medio-alto moviendo constantemente hasta conseguir que dore la harina, aproximadamente 15-20 minutos.
Yoki, Farofa Tradicional, Madioca, 2 x 500g, Harina de Mandioca de Brasil
Cómo utilizar la farofa brasileña
La receta que hoy os traemos es la base de la farofa que luego se puede aprovechar para cocinar diferentes carnes como las panceta, la salchicha o el chorizo aprovechando la grasa que suelta para integrarse con la farofa. Salvando las distancias la farofa se puede parecer a las migas al pastor, a las gachamigas e incluso a las gachas. También tienen un cierto parecido con la polenta de maíz italiana.
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