Las migas son una delicia, ya sean de pan, migas de harina o de sémola. Vayan acompañadas de pescado como las migas con sardinas, carne, morcilla, melón o chocolate. Estén hechas al amor de la lumbre o en la vitro.
Se coman un día lluvioso o uno soleado, son siempre un plato hogareño y acogedor, un plato para compartir, para comer en grata compañía, ¿no creéis? Hoy, el día ha amanecido frío y gris, perfecto para encender una lumbre, preparar migas y no salir de casa. Y eso he hecho.
Limpiamos y troceamos los pimientos y los freímos en una sartén, con aceite al fuego, una vez fritos los sacamos escurridos y reservamos.
En el mismo aceite freímos los ajos (a mí me gustan enteros sin pelar, pero va en gustos, los puedes trocear y pelar), una vez fritos los apartamos junto con la mayoría del aceite (dejamos algo menos del equivalente a un vaso de vino en la sartén) y, fuera del fuego para evitar salpicaduras, agregamos el agua a la sartén.
Salamos y en cuanto esté a punto de hervir, añadimos la sémola sin parar de mover. Ya solo nos queda "desliar las migas, son alrededor de 15 minutos.
Desliar las migas consiste en, con ayuda de una rasera, a base de moverlas, dejarlas hechas “migas”, o sea, bolas pequeñas de masa cocida.
Podemos acompañarlas con infinidad de alimentos, yo las he acompañado en esta ocasión con una morcilla de arroz de Burgos que solo he calentado y tostado un poco directamente sobre el fuego.
Con qué acompañar las migas de sémola
Lo tradicional es que las migas se hagan en la lumbre, en días lluviosos y que todos coman en la sartén. Otra cosa, las migas piden vino, un espeso vino tinto.
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