Picoteo clásico donde los haya, los caracoles guisados han sido durante años los habitantes de cientos de barras de nuestro país. Receta caracoles tradicional, a la vasca (los típicos caracoles a la vizcaína), a la llauna, la típica de Cataluña, o la que hoy os presentamos, con los caracoles a la andaluza, los caminos de estos gasterópodos en nuestra cocina han sido abundantes.
Placer gastronómico o fobia declarada, es cierto que los caracoles guisados generan al mismo tiempo filias y odios a partes iguales. Sin creer en las medias tintas, este tipo de platos solo pueden amarse o detestarse, pero con recetas como la de hoy te invitamos a que te atrevas a darles una oportunidad.
Además, vamos a partir de caracoles ya cocidos y en conserva, así que están perfectamente limpios y te vendrán de perlas para ahorrarte parte del trabajo de purgarlos. A partir de ahí, la marcha la pone un aderezo típicamente andaluz donde las especias y las aromáticas se van a encargar de dar la voz cantante a la receta.
Barata, más fácil de lo que parece y de las que no dejan indiferente, el misterio de esta receta está en saber cuánto pan vas a necesitar para no dejar ni una gota de la salsa en la cazuela. Prometido.
Picamos la cebolla en paisana de manera menuda para que se cocine rápido y sea la salsa lo más fina posible. Hacemos lo mismo con los dientes de ajo, también finamente picados.
Añadimos en una cacerola un chorrito de aceite de oliva y cuando coja temperatura empezamos a pochar la cebolla, dejando que transparente y que no coja color. Añadimos el ajo y los cocinamos juntos hasta que estén guisados, pero sin tostarse.
Añadimos la salsa de tomate, agregamos las especias, el vinagre de Jerez y el caldo de verduras (podemos usar agua también), removemos para integrar bien y dejamos cocer a fuego medio durante cinco minutos para que los sabores se mezclen.
Mientras la salsa se fragua, limpiamos los caracoles. Basta con que los escurramos sobre un colador en la pila, lavándolos con un poco de agua fría y frotando ligeramente para que pierdan todo el líquido de gobierno.
Los escurrimos bien, procurando que no quede nada de agua, y los añadimos a nuestra cazuela, donde los vamos a cocer cinco minutos a fuego suave.
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Con qué acompañar los caracoles a la andaluza
Realmente la mejor pareja de baile de estos caracoles es tener a mano un palillo para ir rescatándolos de sus caparazones, proveyéndonos en la otra mano de un buen pan —de miga intensa— para empapar la salsa con abundancia.
Ideal como aperitivo para cualquier momento del año, quizá el trago más recomendado para escoltar a estos caracoles sea una cervecita bien fría o, si lo preferimos, un buen vino del Marco de Jerez, como un fino o una manzanilla de Sanlúcar.
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