Hay veces que se nos echa el tiempo encima y necesitamos preparar la comida rápidamente. Para estas situaciones yo suelo recurrir a los sandwiches, que son lo más socorrido que conozco y me permiten comer bien sin tener que invertir tiempo ni esfuerzo. Me gusta darles un toque gourmet con el que convertirlos en bocados especiales, tal y como he hecho con este sandwich de pollo a la mostaza, queso de cabra, ciruelas y membrillo.
Las cantidades que indico en la lista de ingredientes son orientativas, cada cual puede alterarlas a su gusto y cambiar ingredientes según los tenga a mano o al gusto. Excepto por el tiempo de maceración del pollo, este sandwich de pollo a la mostaza, queso de cabra, ciruelas y membrillo se prepara en cero coma. Si tenéis mucha prosa, podéis prescindir de ello, hacer el pollo a la plancha sin más y, simplemente, untar el pan con una fina capa de mostaza para que su sabor esté presente.
En un cuenco mezclamos la mostaza con el ajo en polvo, la miel y la salsa de soja. Cortamos la pechuga de pollo fileteada en tiras y las mezclamos con la marinada. Dejamos macerar durante 30 minutos a temperatura ambiente o, si hace mucho calor, dentro de la nevera para evitar que se estropee.
Transcurrido este tiempo calentamos un poco de aceite de oliva virgen extra en una sartén y marcamos el pollo a fuego muy fuerte. Volteamos para que se cueza por ambas caras. Retiramos y reservamos.
Cortamos las ciruelas pasas por la mitad, sin llegar a dividir en dos trozos, y las abrimos. Untamos dos de las rebanadas de pan con el queso de cabra y colocamos las ciruelas pasas encima. Cubrimos con el pollo y, sobre este, colocamos varias láminas de dulce de membrillo. Cerramos el sandwich, untamos cada cara con aceite de oliva virgen extra y marcamos en la plancha hasta dorar por ambos lados. Servimos caliente.
Con qué acompañar el sandwich de pollo a la mostaza, queso de cabra, ciruelas y membrillo
Ya sea a la hora de la comida y para cenar, este sandwich de pollo a la mostaza, queso de cabra, ciruelas y membrillo es una gran opción. Está lleno de contrastes, con un interior muy suave y un exterior crujiente, y tiene un sabor muy potente que se ve equilibrado por el dulzor de las ciruelas y el membrillo. ¿Te lo imaginas con una cerveza bien fresca como acompañante?
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